Mendocha y su encuentro con Raphael.
Mendocha y su encuentro con Raphael.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por sus ricos tallarines verdes con su bisté apanado encima. Para calmar la sed, pidió una jarrita de limonada helada. “María, llegó a la Redacción mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha. ‘Como promotor del sello Hispavox cultivé una linda amistad con Raphael, ‘El divo de la balada romántica’. 

En nuestras conversaciones Raphael siempre me expresaba su entrañable cariño a los peruanos. Recuerdo su imborrable sonrisa, espigada figura, vestido todo de negro y recogiendo seguido su cabellera. En el hotel ‘Crillón’ me dijo: ‘Pues hombre, sé que estoy en tierra de milenaria cultura y gente encantadora’. Levantando una copa de vino, exclamó: ¡Chaval, un salud hispano!, es ‘Mi gran noche’. 

Y soltó tremenda carcajada. Mirándome de costado, acomodando su poblada ceja, Raphael confesó que venía de una familia humilde. Papá Francisco ganaba pesetas como obrero constructor. De niño aprendió a cantar escuchando la bonita voz de mamá Rafaela. Luego, corrió al coro de la iglesia en Madrid y ahí asomó el astro, que mueve a millones de fans. En otra ocasión, probó cebiche de lenguado y ¡ordenó más camote!, su debilidad.

Raphael enfatizó que su canción insignia fue ‘Yo soy aquel’, pese a que ocupó el sétimo lugar en el Festival de Eurovisión. Cuando cruzó las piernas, me impresionaron sus botines estilo The Beatles. Al notar que los miraba, me dijo: “Soy fanático de ellos. Debido a sus hits, me animé a cantar en inglés ‘Cuando tú no estás’”.

Así, Raphael logró un ‘Disco de Uranio’, como Michael Jackson. En México, luego de escuchar a nuestra Chabuca Granda interpretar ‘La flor de la canela’, la buscó y encandilado le besó las manos. Hasta se animaron a cantarla juntos. Opacó mi curiosidad, explotando: ‘¡Joder! Con Julio Iglesias no hay rivalidad. Lo adoro’. La leyenda urbana se vino abajo haciendo dueto y sonando más fuerte ‘Digan lo que digan’. 

En la última visita, con toda su capacidad histriónica cantó ‘Chabuca limeña’, del genial Manuel Alejandro. Envuelto en lindo poncho, pidió cambiar la guitarra eléctrica por una de madera y con energía infinita interpretó: ‘Cuando llora mi guitarra’. Llevó a casa preciados trofeos con el soporte de su esposa periodista Natalia y el amor de tres hijos. 

Ni el delicado trasplante hepático apagó su envolvente voz y fue propulsor de donaciones de órganos. Con brillante aura, ha dicho: ‘Las luces se apagarán cuando yo decida’”. Pucha, el señor Malcom siempre aparece en la foto con grandes cantantes que marcaron historia. Me voy, cuídense.

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC