El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un pollito a la plancha con arroz graneado, ensalada fresca, rocoto molido y un jugo de carambola fresquecito. “María, mañana es la y aunque es casi imposible no verse envuelto en el inevitable torbellino de compras, debemos tener bien presente que lo material no es lo más importante en estas fechas. 

La inmensa mayoría de peruanos creemos en Dios y en el nacimiento de su hijo Jesús, por eso celebramos en Navidad. Ese es el verdadero sentido de este acontecimiento, que deberíamos tener bien presente, así como su mensaje de amor, paz y respeto al prójimo. Creo que hoy más que nunca nos convendría a los peruanos recordar estos valores, pues vivimos en tiempos violentos, no solo por parte de la delincuencia. 

También de padres hacia hijos, del marido a la esposa, entre amigos y vecinos, entre compañeros del trabajo, del chofer de taxi a sus pasajeros, en el mercado, entre políticos, en fin. Vivimos en una sociedad cada vez más agresiva y nos preguntamos cuándo va a cambiar, pero muchas veces somos nosotros mismos los que promovemos esta situación, casi sin darnos cuenta, porque olvidamos ser tolerantes.

Hay personas que no creen en Dios y merecen todo el respeto. Pero también esas personas deberían respetar no solo a católicos, sino a los evangélicos y a todos los creyentes que, como ya dije, son la inmensa mayoría en el Perú. Muchas de esas personas que dicen no creer en Dios se muestran soberbios en las redes sociales y, con bastante mala educación y pedantería, quieren tratar a los creyentes como si fueran unos ‘cavernarios’ e ignorantes. 

Cada uno es dueño de su vida y sus creencias, pero me permito recordar que muchos especialistas reconocen que acercarse a Dios ha ayudado en todo el mundo a incontables adictos al alcohol y a otras drogas a salir del infierno y encaminar sus vidas. También a los que sufren por la depresión. La paz espiritual es inmensa e infinita. Si tenemos la suerte de tener a nuestros padres, a nuestros hijos, a la pareja o a otro ser amado, pasemos tiempo con ellos. Hay que abrazarlos y decirles que los queremos. ¡No cuesta nada y da tanta felicidad! 

Esforcémonos un poquito más por darles alegría. Tratemos de ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio. Los que somos hijos, hagamos el firme propósito de querer y preocuparnos más por nuestros padres, de ocuparnos de ellos si son mayores o están enfermos. Los que somos padres, cuidemos, respetemos y tengamos más paciencia a nuestros hijos. Escuchemos lo que nos tengan que decir, así creamos que no es importante, porque para ellos sí lo es”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC