No dejes de seguir estos importantes consejos.
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El fotógrafo Gary llegó al restaurante por una sabrosa chanfainita con arroz blanco graneadito y rocotito molido. Para tomar, pidió una jarrita de agua de cebada heladita.

“María, hay castigos tan crueles que se graban en el alma y lejos de enseñar, solo humillan, crean resentimiento, ira, afectan la personalidad y duelen más y más. Es preocupante cómo hay padres que llegan a tal descontrol en la crianza de sus hijos, que ante alguna mala conducta reaccionan peor que sus menores hijos y creen que todo se resuelve a golpes. En la Ciudad del Pescador, Callao, un sujeto golpeaba salvajemente a su niña de 10 años y los vecinos lo grabaron para dejarlo en evidencia y denunciarlo. Con el palo de un recogedor, el tipo la golpeaba ‘donde le caiga’ y la lanzaba hacia la pared para seguir agrediéndola, porque salió a jugar sin haber lavado los platos. Ni se detenía por los gritos, implorando que ya no le haga daño. Su hermana de 11 años logró escaparse de la agresión y fue quien dio aviso a la policía.

Hans Gutiérrez, psicoterapeuta de DH Facilitadores, señala que vivimos en una sociedad muy cruel. ‘Hay padres que erróneamente creen que el golpe y la amenaza son parte de la formación y hasta un acto de amor: ‘lo hago para formarte bien’. Justifican la agresión para corregir, probablemente porque también fueron criados así.

‘Necesitamos sensibilizar a la sociedad para que se comprometa a eliminar todo tipo de violencia hacia la niñez y se una a un pacto de ternura con la crianza, dejando solo marcas de amor’, añadió Marlene Arroyo, directora de Incidencia Pública de World Vision Perú, que junto con otras organizaciones impulsa la movilización ‘Caminata Huellas de la Ternura’, que llegó al Perú y recorre América Latina y el Caribe.

Los especialistas aconsejan:

  • Sin golpes, jalones, pellizcos o palmadas. La violencia no educa ni corrige, solo produce más violencia.
  • Actúe sin indiferencia, amenaza ni conducta hostil.
  • Hable con respeto. Evite gritos, insultos o burlas.
  • Póngase en el lugar de su hijo(a), considerando su edad, necesidades (incluye juego) y emociones.
  • Niños y adolescentes no tienen por qué ser sometidos a responsabilidades de adultos.
  • Necesitan límites con firmeza, también comprensión, libertad para expresarse y ser escuchados, así desarrollan mejor su potencial y toman mejores decisiones”. Gary tiene razón. Los niños y niñas criados con amor y respeto crecen seguros y se convierten en mejores adultos y padres con buenos principios. Me voy, cuídense.

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