El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un aguadito con bastante pavo, limón y rocotito molido para ‘componer’ el cuerpo. Para beber, se pidió una jarrita de emoliente y cebada. “María, soy de las personas a las que les gusta caminar. Mientras lo hago, me agrada observar todo. En mis recorridos, noto que cada vez más gente anda pegada a sus celulares. A veces hasta cruzan la pista o manejan revisando sus correos. Por eso hay tantos accidentes de tránsito. Creo que el desarrollo tecnológico bien aprovechado, en este caso, nos permite estar conectados con el mundo y comunicarnos en tiempo real.


Pero el ciberespacio está inundado de peligros. Hay delincuentes que se hacen pasar por mujeres para captar ‘amigos’ por. Los enamoran, citan en algún lugar y luego los asaltan. Increíble. También están los ‘piratas’ de Internet, que roban claves de cuentas bancarias, información secreta y hasta fotos o videos íntimos.
Y las peores lacras son los pedófilos y explotadores sexuales, que captan a niñas y niños. Muchos chiquillos y chicas han encontrado en esos tipos al ‘amigo’ ideal, al padre ausente y hasta el amor, sin conocer personalmente a la persona que estaba en el otro lado. Los pobres acabaron ultrajados sexualmente, secuestrados y, en algunos casos, hasta muertos. Y ni qué decir de los que ponen en las redes dónde están, qué propiedades tienen y qué lujos se dan. Sin querer están convirtiéndose en potenciales víctimas de extorsionadores, secuestradores u otros delincuentes. Las redes también se han convertido en la herramienta perfecta para la infidelidad, el sexo virtual y otras tentaciones. Por ejemplo, tenemos el ‘, que es usado por muchos para echarse una ‘canita al aire’, mientras sus parejas oficiales arden de celos y expresan ese sentimiento de angustia y desesperación a través de sus mensajes.

Hace poco, un informe dio cuenta que, a través de las frases que se escriben por el celular, se puede detectar a los celosos. Si la pareja o amigo (a) pone: ‘¿Qué haces conectada a estas horas?’, ‘Lo has leído y no me contestas’ o ‘Haces más caso a tus amistades que a mí’, está mostrando una conducta violenta y posesiva. Para los especialistas, ‘son palabras que denotan una necesidad de controlar a alguien’. Debemos recordar que somos libres de contestar o no el mensaje que nos mandan, pero tenemos que poner límites. Una relación sana, ya sea amorosa o de amistad, se basa en la confianza y la libertad. Por eso, hay que tener mucho cuidado con el terreno pantanoso de la red”. Pucha, mi amigo tiene razón. Me voy, cuídense.

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