Este Búho continúa con el recuento de lo que fue una ‘guerra civil’ en las elecciones presidenciales del 2011. El gobierno de Alan se había parecido a ese dicho ‘carrera de caballos, parada de borricos’. Tuvo un inicio muy auspicioso en materia económica, sobre todo en los dos primeros años de mandato. Pero pésimas decisiones políticas originaron que como en su primer gobierno, la agitación social termine en verdaderos baños de sangre como el tristemente célebre ‘Baguazo’ o el vergonzante ‘Moqueguazo’.

A diferencia del 2006, donde se presentaron ¡¡24 candidatos!!, para esta elección solo 10 aspiraban el ‘Sillón de Pizarro’. Como recordábamos, el alcalde de Lima, reelecto Luis Castañeda Lossio, de Solidaridad Nacional, partió como favorito y la primera encuesta de enero de Ipsos, le daba una holgada ventaja sobre sus más cercanos perseguidores, Alejandro Toledo de Perú Posible, Keiko Fujimori de Fuerza 2011, Ollanta Humala de Gana Perú, y Pedro Pablo Kuczynski de Alianza por el Gran Cambio. Le llevaba varios puntos de ventaja a sus adversarios. Igual que Keiko en la actualidad. El alcalde no viajaba a provincias y la inauguración de sus obras las aprovechaba para publicitar su candidatura. El ‘Cholo’ Toledo, todos esos meses, hizo trabajo de ‘hormiga’ en provincias, mientras Castañeda se hacía ‘el muertito’.

Recién en la encuesta de enero del 2011, al ‘Mudo’ le volvió el habla y hasta pegó un grito, pero ya era demasiado tarde, ¡¡el expresidente Alejandro Toledo tenía una intención de voto del 27% y la pundonorosa e inexperta Keiko Fujimori alcanzaba un 22%!!, mientras el chiclayano se quedaba en 19%. Tanto nadar para ahogarse en la orilla. Pero el de Cabana, sobrado, en vez de rematar su campaña en provincias, pretendió capturar el ‘voto perdido’ de los limeños, simpatizantes de Castañeda y se concentró a hacer su campaña en la capital. Grave error. Le dejó la cancha libre, sobre todo el sur andino radical, al comandante Ollanta Humala, por el cual ya habían sufrido en la elección anterior.

El militar prometía frenar la explotación minera transnacional y apoyaba a los pobladores de La Convención en su conflicto por el gas de Camisea. Por otro lado, la hija de Fujimori recorría los asentamientos humanos de Lima, donde su padre había construido losas deportivas, comedores, y conquistaba lo que hasta ahora se conoce como ‘el voto duro’ popular del fujimorismo. Las encuestas de marzo remecieron a la opinión pública y, sobre todo, a personalidades democráticas como Mario Vargas Llosa. Ollanta Humala había crecido explosivamente y, según Ipsos, pasaba sobrado la segunda vuelta con una intención de voto del 27%, seguido de Keiko, también en alza, con 20.5, Toledo, rezagado con 18% en empate técnico con PPK, que tenía 18.1% y sin aliento, derrumbado, el ‘Mudo’ Luis Castañeda con 9%. Vargas Llosa lanzó una frase lapidaria para los punteros. ‘Votar por Keiko u Ollanta es como escoger entre el cáncer y el sida’.

Según PPK, Vargas Llosa mandó a un emisario para instarlo a que renuncie a su candidatura en favor de Alejandro Toledo, que estaba tercero en la intención de voto. Antes de eso, intelectuales como Javier Pérez de Cuéllar, Fernando de Szyszlo, Víctor Delfín y, el propio Vargas Llosa, apoyaron en un comunicado la candidatura de Toledo. Pedro Pablo se mantuvo terco, pero el escritor luego negó públicamente que hubiera mandado emisarios para persuadirlo. ‘Si hubiese querido se lo decía frente a frente’, aseguró. Al final, como se preveía, pasaron a la primera vuelta Ollanta Humala con 27% y segunda quedó la joven Keiko Fujimori con 20%. Los restantes obtuvieron una votación de: PPK 18%, Alejandro Toledo 13% y Luis Castañeda Lossio 8.6% en los resultados oficiales. Lo demás es historia conocida.

Ollanta Humala había presentado un programa radical llamado ‘La gran transformación’ y había recibido ayuda financiera asolapada del venezolano Hugo Chávez, pero en la segunda vuelta, después de intensas reuniones con allegados a Mario Vargas Llosa, sobre todo su hijo Álvaro, el comandante aceptó la ‘ayuda’ del escritor a cambio de modificar su plan de gobierno original, ‘La gran transformación’, por la ‘Hoja de ruta’. Sellada esta alianza, el binomio Humala-Nadine Heredia cambió los polos rojos por las camisas blancas y con la bendición de los Llosa obtuvieron un triunfo sobre la hija de expresidente preso Alberto Fujimori. Recuerden que Ollanta llegó de abajo y obtuvo la Presidencia, mientras que Castañeda Lossio punteó las encuestas hasta febrero, como Keiko, y se fue a llorar a la Costa Verde. La historia enseña. Apago el televisor.

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por , , y puedes suscribirte a nuestro newsletter.

Este Búho continúa con el recuento de lo que fue una ‘guerra civil’ en las elecciones presidenciales del 2011. El gobierno de Alan se había parecido a ese dicho ‘carrera de caballos, parada de borricos’. Tuvo un inicio muy auspicioso en materia económica, sobre todo en los dos primeros años de mandato. Pero pésimas decisiones políticas originaron que como en su primer gobierno, la agitación social termine en verdaderos baños de sangre como el tristemente célebre ‘Baguazo’ o el vergonzante ‘Moqueguazo’.

A diferencia del 2006, donde se presentaron ¡¡24 candidatos!!, para esta elección solo 10 aspiraban el ‘Sillón de Pizarro’. Como recordábamos, el alcalde de Lima, reelecto Luis Castañeda Lossio, de Solidaridad Nacional, partió como favorito y la primera encuesta de enero de Ipsos, le daba una holgada ventaja sobre sus más cercanos perseguidores, Alejandro Toledo de Perú Posible, Keiko Fujimori de Fuerza 2011, Ollanta Humala de Gana Perú, y Pedro Pablo Kuczynski de Alianza por el Gran Cambio. Le llevaba varios puntos de ventaja a sus adversarios. Igual que Keiko en la actualidad. El alcalde no viajaba a provincias y la inauguración de sus obras las aprovechaba para publicitar su candidatura. El ‘Cholo’ Toledo, todos esos meses, hizo trabajo de ‘hormiga’ en provincias, mientras Castañeda se hacía ‘el muertito’.

Recién en la encuesta de enero del 2011, al ‘Mudo’ le volvió el habla y hasta pegó un grito, pero ya era demasiado tarde, ¡¡el expresidente Alejandro Toledo tenía una intención de voto del 27% y la pundonorosa e inexperta Keiko Fujimori alcanzaba un 22%!!, mientras el chiclayano se quedaba en 19%. Tanto nadar para ahogarse en la orilla. Pero el de Cabana, sobrado, en vez de rematar su campaña en provincias, pretendió capturar el ‘voto perdido’ de los limeños, simpatizantes de Castañeda y se concentró a hacer su campaña en la capital. Grave error. Le dejó la cancha libre, sobre todo el sur andino radical, al comandante Ollanta Humala, por el cual ya habían sufrido en la elección anterior.

El militar prometía frenar la explotación minera transnacional y apoyaba a los pobladores de La Convención en su conflicto por el gas de Camisea. Por otro lado, la hija de Fujimori recorría los asentamientos humanos de Lima, donde su padre había construido losas deportivas, comedores, y conquistaba lo que hasta ahora se conoce como ‘el voto duro’ popular del fujimorismo. Las encuestas de marzo remecieron a la opinión pública y, sobre todo, a personalidades democráticas como Mario Vargas Llosa. Ollanta Humala había crecido explosivamente y, según Ipsos, pasaba sobrado la segunda vuelta con una intención de voto del 27%, seguido de Keiko, también en alza, con 20.5, Toledo, rezagado con 18% en empate técnico con PPK, que tenía 18.1% y sin aliento, derrumbado, el ‘Mudo’ Luis Castañeda con 9%. Vargas Llosa lanzó una frase lapidaria para los punteros. ‘Votar por Keiko u Ollanta es como escoger entre el cáncer y el sida’.

Según PPK, Vargas Llosa mandó a un emisario para instarlo a que renuncie a su candidatura en favor de Alejandro Toledo, que estaba tercero en la intención de voto. Antes de eso, intelectuales como Javier Pérez de Cuéllar, Fernando de Szyszlo, Víctor Delfín y, el propio Vargas Llosa, apoyaron en un comunicado la candidatura de Toledo. Pedro Pablo se mantuvo terco, pero el escritor luego negó públicamente que hubiera mandado emisarios para persuadirlo. ‘Si hubiese querido se lo decía frente a frente’, aseguró. Al final, como se preveía, pasaron a la primera vuelta Ollanta Humala con 27% y segunda quedó la joven Keiko Fujimori con 20%. Los restantes obtuvieron una votación de: PPK 18%, Alejandro Toledo 13% y Luis Castañeda Lossio 8.6% en los resultados oficiales. Lo demás es historia conocida.

Ollanta Humala había presentado un programa radical llamado ‘La gran transformación’ y había recibido ayuda financiera asolapada del venezolano Hugo Chávez, pero en la segunda vuelta, después de intensas reuniones con allegados a Mario Vargas Llosa, sobre todo su hijo Álvaro, el comandante aceptó la ‘ayuda’ del escritor a cambio de modificar su plan de gobierno original, ‘La gran transformación’, por la ‘Hoja de ruta’. Sellada esta alianza, el binomio Humala-Nadine Heredia cambió los polos rojos por las camisas blancas y con la bendición de los Llosa obtuvieron un triunfo sobre la hija de expresidente preso Alberto Fujimori. Recuerden que Ollanta llegó de abajo y obtuvo la Presidencia, mientras que Castañeda Lossio punteó las encuestas hasta febrero, como Keiko, y se fue a llorar a la Costa Verde. La historia enseña. Apago el televisor.

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por , , y puedes suscribirte a nuestro newsletter.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC