Este Búho recuerda con nostalgia ese maravilloso viaje que realizó hace un año a la imponente ciudadela de. Parece que hubieran pasado décadas desde aquella travesía. Aún la noticia de un virus chino sonaba como un rumor tan lejano que todos creíamos que su llegada al Perú sería imposible. Por eso, cuando una hermosa señorita oriental con mascarilla abordó el avión de ida, nadie volteó a verla con pánico.

A pesar de que estamos en plena cresta de la segunda ola, ya tenemos una luz al final del túnel: la pronta llegada de las vacunas. Los viajeros obstinados sufrimos, pero estamos seguros de que si nos cuidamos y superamos esta pandemia podremos recorrer el mundo como antes.

Yo debo agradecerle a mi abuelo esa emoción que me sofoca cada vez que subo a un avión, a un bus o a una lancha. Todavía recuerdo con mucha claridad aquella frase que me regaló en sus últimos días: ‘Para vivir debes caminar el mundo’.

Su oficio como vendedor de medicamentos lo llevó a los rincones más profundos del Perú. Y sus aventuras en aquellas travesías se convirtieron durante años en conversaciones de sobremesa. De niño juré ser como él. Obviamente, no me convertí en vendedor de pócimas y brebajes, sino en periodista, que para mí fue mucho mejor, pues pude complementar mis dos pasiones: escribir y viajar.

Recordé a mi abuelo cuando alistaba mi mochila. Él hablaba de esas ruinas con una fascinación contagiosa. Remarcaba que esta evidencia arquitectónica tan difícil de descifrar por su complejidad debería ser razón suficiente para sentirnos orgullosos de nuestros ancestros.

Por eso aquí les comparto algunos tips para cuando tengan la oportunidad de viajar a la ciudad de los incas. Existen muchas formas de llegar a Machu Picchu, un abanico impresionante de ofertas, desde las más sencillas hasta las más sofisticadas. Este columnista optó por la más económica posible, con el presupuesto que generalmente manejan las familias peruanas o los jóvenes estudiantes cuando hacen turismo interno.

  • Lo principal es madrugar. Si se inicia el recorrido desde la ciudad del Cusco, deberán tomar un colectivo en el paradero Los Pavitos a la una de la madrugada. Este transporte los llevará -en tres horas- hasta Ollantaytambo. Al llegar empezará la verdadera ‘aventura’: comprar los pasajes de tren hacia Aguas Calientes. Las agencias turísticas recomiendan comprarlos con tres días de anticipación como mínimo, pero si desean adquirirlos el mismo día deberán hacer una cola de dos horas para –si tiene suerte- conseguir un boleto que cuesta 10 soles por tramo. Claro que existen más ofertas. Trenes con asientos de cuero y mesitas para tomar whisky o champagne y degustar gastronomía novoandina.
  • Aguas Calientes es un pueblo ubicado en la falda de Machu Picchu. Es un lugar tan cosmopolita que se adaptó a las exigencias de toda clase de turistas. Desde modernísimos hoteles y restaurantes hasta su acogedor mercadito donde se puede disfrutar de un lomo saltado a cinco soles y un café pasadito a dos. Una vez allí, tendrá que comprar su ticket de entrada al santuario. Al instante deberán adquirir el pasaje en bus hacia la montaña –un viaje de 20 minutos- o, si el físico lo permite, puede subir caminando.

Conocer Machu Picchu debería ser una obligación cívica. Allí uno aprende que nuestros antepasados fueron seres excepcionales, que labraron la piedra con precisión de cirujano, que convirtieron una montaña inhóspita en una ciudad moderna para su época. Fue una sociedad bien constituida, con jerarquías establecidas y respetadas.

  • Aprovecharon el sol, la luna, el viento, el agua, para sus rituales religiosos y para su principal actividad de subsistencia: la agricultura. Ubicar la ciudadela en la cima de esa montaña se debía a una estrategia militar, por algo los españoles nunca llegaron.
  • Es lamentable que en los últimos años muchos turistas le pongan más atención a los selfies que a las explicaciones de los guías. Las ruinas de Machu Picchu se siguen estudiando, su complejidad continúa asombrando a los arqueólogos e historiadores.
  • Los peruanos deberíamos rechazar esas teorías absurdas que aseguran que Machu Picchu fue construida por extraterrestres y, más bien, debemos alentar las que señalan que la cultura incaica fue tan o más desarrollada como la egipcia o griega. Hoy los cusqueños sufren los embates del virus y sus consecuencias por las restricciones. Si podemos viajar, hagámoslo. Porque viajar nos hace ver la realidad desde una perspectiva más amplia y menos ajena. Apago el televisor.
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