¿Has notado que tu hijo con frecuencia dice: ‘no me importa’ o ‘me da igual’? Esta es una forma de mostrar su apatía emocional. Es decir, los chicos pierden la iniciativa para realizar diversas actividades y prefieren darse al ‘abandono’.

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“La falta de sueño, la mala alimentación, el estrés y la vida sedentaria incrementan la apatía del menor. Además, estos factores se han visto intensificados por la y las clases virtuales, pues el niño se siente encerrado, con miedo, sin interactuar con sus amigos, sin poder jugar libremente en el parque…”, indica el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa.

Qué hacer

Evita elogiarlo cuando esté apático. Es común que al ver esa actitud en el chico empieces a elogiarlo en exceso con tal de animarlo. Esto es un grave error porque puedes provocar más frustración en él.

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Cuida tus palabras. Si tomó por costumbre mencionar esas frases, no le grites o digas: ‘otra vez lo mismo contigo, me tienes harta con eso’. Si lo haces, empeorarás la situación. Mejor cambia de tema, puedes contarle cómo te fue en el día o qué pueden hacer juntos más tarde.

Comparte tu experiencia. Puedes contarle cosas que te hayan pasado y decirle lo que sentiste en ese momento, cómo las resolviste y el resultado que obtuviste. Esto hará que haya más confianza entre ambos.

Sabías que...

Unos son el mejor ejemplo para motivar a su hijo. Si los ve desanimados, pues él copiará ese estado de ánimo. Ten cuidado con tus actitudes frente a tu retoño.


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¿Cómo dañan a los niños las falsas promesas de sus padres?

No cumplir puede perjudicar la estabilidad emocional y la confianza que los hijos tienen en sus progenitores. Además, hay más posibilidades de que repitan esa conducta en su adultez.

Aunque no lo creas, replicará ese patrón en las diferentes etapas de su vida porque pensará que es un hábito normal no cumplir con las promesas.
Aunque no lo creas, replicará ese patrón en las diferentes etapas de su vida porque pensará que es un hábito normal no cumplir con las promesas.

‘Mañana jugamos’, ‘la próxima vez te compro ese juguete’, ‘el fin de semana cocinaré tu comida favorita’, ‘no faltaré a tu cumpleaños’… ¿Alguna vez has hecho estas promesas y no las has cumplido? Para ti puede ser algo trivial, pero para el niño no es así.

“No cumplir nuestras promesas constantemente puede causarle un daño emocional al pequeño, pues sentirá que sus progenitores, su principal base de seguridad y ejemplo, lo han defraudado”, precisa el Wilfredo Marquina, docente de Psicología en la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Además, estas falsas promesas tendrán en el niño las siguientes repercusiones:

- Perderá la confianza en ti. Como verá que no cumples tus promesas, solo se resignará a tener unos . Recuerda que la confianza es difícil de recobrar.

- Seguirá tu ejemplo. Aunque no lo creas, replicará ese patrón en las diferentes etapas de su vida porque pensará que es un hábito normal no cumplir con las promesas.

- Sentirá que no es importante. Al romper un compromiso con tu retoño es como si le dijeras: ‘No eres lo suficientemente importante para mí’. Aunque no lo hagas con esa intención, ellos lo entenderán así.

Buen consejo

Si por alguna razón no puedes cumplir tu promesa,  y explícale las razones reales, no mientas. Además, trata de que estas situaciones no se repitan con frecuencia, pues el chico ya no entenderá tantas ‘disculpas’.

Sabías que...

Si ves a tu hijo desmoralizado por las falsas promesas de su padre, no alimentes ese sentimiento. Más bien habla con tu pareja y piensen en una solución.


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