. El presidente Augusto B. Leguía consideró que la ocasión era propicia para que el Perú fuese el centro de la atención mundial.

A pocas horas de celebrarse el , recordemos qué pasó cien años antes en el centenario. Primero decir que este se dio en un contexto en el que la diversión y el lujo fueron una constante en la vida pública de las sociedades de entonces. Era el estilo propio de los llamados ‘dorados años veinte’. Para las fiestas se organizaron nutridos programas de actividades. Las comitivas extranjeras comenzaron a llegar desde unos días antes de la fecha central. Fueron invitados numerosos países, con excepción de Chile, debido al problema limítrofe de Tacna y Arica.

Las festividades empezaron el 27 de julio, con la inauguración de la plaza San Martín. Antes del acto, desfilaron por las calles los grupos de marinas extranjeras.

Pasado el mediodía, el presidente Leguía junto con las autoridades invitadas, entre ellas el mariscal Andrés Avelino Cáceres, descorrieron el velo que cubría la estatua del prócer argentino. Luego pronunció un discurso, que culminó con vivas al Perú y al general San Martín.

Las salvas de artillería se dejaron escuchar y luego se inició el espectáculo aéreo. En la noche, el atractivo fueron las iluminaciones en los edificios y calles.

Las bandas del ejército organizaron retretas y, a las 10:30 de la noche, los fuegos artificiales inundaron el cielo limeño

En los días siguientes se realizaron, desde regatas, funciones teatrales, desfiles en la Alameda de los Descalzos hasta carreras en el hipódromo de Santa Beatriz.

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