En la fábula ‘El caballo y el asno’, una de las historias más conocidas por el mensaje que transmite, el escritor griego Esopo relata una situación que nos deja una gran enseñanza. Como en todas sus fábulas, los animales son protagonistas que, además de pensar, razonan, hablan y toman decisiones.

En esta historia, un hombre tenía un asno y un caballo, el primero dedicado al intenso trabajo de carga y el otro para el paseo más relajado.

Un día, cuando el amo iba con sus dos animales, el asno cansado le dijo al caballo como un pedido de auxilio:

– Si en algo valoras mi vida, hazte cargo de una parte del peso que llevo.

Ante esa solicitud de urgente ayuda, el caballo se hizo el sordo y no le brindó asistencia a su cansado compañero de viaje que llevaba una pesada carga. Luego, el asno, vencido por la fatiga, se desplomó y murió al instante.Al ver lo sucedido, el dueño levantó toda la carga que llevaba el animal ahora muerto y la puso encima del caballo, añadiendo además la piel del asno, pues deseaba conservarla.

El caballo, agobiado por el peso, se lamentaba de su actual situación:

– ¡Qué poca suerte! No quise cargar con una parte (de lo que llevaba el burro) y ahora me toca llevarlo todo, inclusive la piel del asno.

La moraleja o enseñanza señala que “cuando los grandes aceptan compartir con los pequeños las dificultades, estas se hacen más soportables para ambos”.

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En la fábula ‘El caballo y el asno’, una de las historias más conocidas por el mensaje que transmite, el escritor griego Esopo relata una situación que nos deja una gran enseñanza. Como en todas sus fábulas, los animales son protagonistas que, además de pensar, razonan, hablan y toman decisiones.

En esta historia, un hombre tenía un asno y un caballo, el primero dedicado al intenso trabajo de carga y el otro para el paseo más relajado.

Un día, cuando el amo iba con sus dos animales, el asno cansado le dijo al caballo como un pedido de auxilio:

– Si en algo valoras mi vida, hazte cargo de una parte del peso que llevo.

Ante esa solicitud de urgente ayuda, el caballo se hizo el sordo y no le brindó asistencia a su cansado compañero de viaje que llevaba una pesada carga. Luego, el asno, vencido por la fatiga, se desplomó y murió al instante.Al ver lo sucedido, el dueño levantó toda la carga que llevaba el animal ahora muerto y la puso encima del caballo, añadiendo además la piel del asno, pues deseaba conservarla.

El caballo, agobiado por el peso, se lamentaba de su actual situación:

– ¡Qué poca suerte! No quise cargar con una parte (de lo que llevaba el burro) y ahora me toca llevarlo todo, inclusive la piel del asno.

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