Muchas enfermedades neurológicas como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) comienzan a manifestarse a través de la conducta. Por ello, Elisa Tarazona Marañón, psicoterapeuta conductual infantil, aconseja observar el comportamiento de los desde sus primeros meses de nacidos.

A los tres meses: Lo regular es que los bebés sonrían ante las personas, pero los pequeños que tienen el TEA no lo hacen y tienen poco interés por la interacción social y el juego. No se ríen si les hacen cosquillas y lloran cuando alguien se les acerca demasiado.

A los 11 meses: El bebé debería pedir las cosas señalando e imitar los gestos, es decir si le haces ‘ojos chinitos’, tendría que hacerlo también. Si solo tiene la mirada perdida es una señal de alerta. También si no repite los balbuceos que le dices como “papapa”.

A partir de 18 meses: Analiza si tu bebé evita el contacto visual, si lo llamas y no voltea, llora (sin lágrimas) y le cuesta calmarse. También si en lugar de jugar con sus carritos los coloca en fila o golpea de manera repetitiva. “Este es un signo atípico, ya que debería explorar las cosas, olerlas, tocar las texturas”, dice Tarazona.

TRATAMIENTO

Si notas estas conductas en tu hijo, llévalo al neurólogo y psiquiatra, pues solo ellos diagnostican el TEA, pero a partir de los 5 años de edad. Sin embargo, pueden aplicar una intervención temprana en la que estimularán la parte sensorial de tu pequeño. 

También se requerirá un terapista de lenguaje especializado en TEA para enseñarle articulación, comprensión y vocalización a tu niño.

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