Mabel Huertas habla de todo con Trome: “Los periodistas estamos para j... no para ser ‘amiguis’ de nadie” | ENTREVISTA

Por: Fernando ‘Vocha’ Dávila

En cuarentena, donde todos los días parecen iguales, ella corre, ordena la casa, prende el auto y parte rauda al canal. Mabel Huertas, periodista, ama de casa, analista política y encargada de describirnos la realidad, es el rostro televisivo que vemos todas las mañanas y nos da esa información para empezar a trabajar. Más allá de lo que nos toca vivir, tiene una opinión de su propia profesión.

Mabel, ¿el periodista puede ser amigo de sus entrevistados?

Estamos para joder y no para ser ‘amiguis’ de nadie.

¿Vamos a encontrar un político en tu cumpleaños?

Jamás.

¿Coincides con la frase de Beto Ortiz?

Sí, no tenemos amigos, sino fuentes.

Paolo Guerrero comentó que no aceptaría que su novia se bese en las series y Alondra le dio la razón.

Yo vi la videollamada y creo que no debemos tomar una sola línea de la conversación.

La modelo al aceptar, ¿es más machista que el delantero?

Yo sí estaría dispuesta a sacrificar ciertas cosas por mi matrimonio.

¿Por qué?

En una relación siempre hay un costo–beneficio.

Ethel Pozo le preguntó a Gunter Rave si tenía miedo a contagiarse del coronavirus, él lloró y las redes la ‘mataron’.

Hizo la interrogante que todos se hacen.

La tildaron de ‘calabacita’ para abajo.

Es inteligente. Primero, muchos creen que debemos hacer preguntas elaboradas y no es verdad. Hay que transmitir las inquietudes de la gente.

¿Qué más?

En las redes se anda buscando a quién traer abajo.

Milagros Leiva, llamando a un general, también fue escarnio de las ‘ciber pirañas’.

Quedó mal porque se expuso, imagino que estaba ‘cruzada’.

Hay dos opiniones enfrentadas. Los que piden que liberen a los presos infectados y los que aseguran que se merecen lo peor por haber delinquido.

El Estado debe defender la vida de todos, así sea una ‘rata asquerosa’.

¿Te animas a revelar tu pensamiento político?

Centro derecha. Liberal, no creo en la mano dura para imponer un cambio.

Te maltratan mucho en el Twitter...

Algunas veces me llaman fujimorista, después ‘waripolera’, pero nunca ‘caviar’, ja, ja.

¿Es cierto que con tantas horas con el esposo encerrado hay amenaza de divorcio?

Ja, ja, en mi caso no.

Pero el aislamiento provoca encontrones.

Soy muy mandona y él desordenado, ahí tuvimos un roce.

¿Cómo se soluciona?

Hablando, que yo pida las cosas con mayor cariño.

¿Tu rol en el hogar?

Me encargo del orden, limpieza y administración.

¿Ya aprendiste a clavar un clavo o hacer los trabajos de plomera?

No me da la gana ni de tejer.

¿Machista?

Soy feminista y eso significa que entiendo que el hombre y la mujer tengan las mismas oportunidades.

¿Y la diferencia?

Lo físico.

¿Te da miedo envejecer?

Me aterran las enfermedades que llegan con la edad.

¿Otro temor?

Perder mi coquetería, pero eso es imposible.

¿Cómo te imaginas de abuelita?

Bien puesta, regia,

¿Cómo vamos en el Instagram?

Tengo pocos seguidores comparados a otros.

¿Podrías llegar a ser ‘influencer’?

No me interesa.

Todos los días vas al canal, ¿estás súper protegida?

Tomo las precauciones, ando con mi spray desinfectando lo que provoque riesgo, pero ¿sabes qué?

Dime...

Pienso que tarde o temprano me voy a contagiar.

Es muy fuerte lo que predices.

Hasta que no salga la vacuna estamos en riesgo constante.

¿Estresada?

Al principio sí y me salieron erupciones en la piel.

¿Ya lo manejas mejor?

Hay una carga psicológica y emocional, pero poco a poco me he ido acostumbrando a esta vida.

Te vi renegando con un señor que paseaba en la calle, un domingo de orden de inamovilidad.

El tarado, así lo definí, porque sentía que estaba en lo correcto y respondía mal.

No tienes filtros y en esta entrevista lo has demostrado. Gracias por la gentileza.

A ustedes, la ‘Biblia’, así llamamos al Trome.

¿Y eso?

Todos siempre recurrimos al diario para saber lo que está pasando.

Es buen elogio y más viniendo de colegas. Gracias nuevamente.

A ustedes y un saludo a los lectores. Cuídense mucho.

Cortamos la comunicación telefónica, confesó que debía continuar con la aspiradora y nos dejó con su sinceridad. Bien lo dijo el escritor Jerome Klapka: “Lo mejor es decir siempre la verdad, a no ser que seas un estupendo mentiroso”.