| Según la Association for Talent Development, más del 70% de las empresas Fortune 500 tiene algún tipo de programa de mentoría en el que conectan a un profesional con amplios conocimientos y experiencia con otro trabajador que aún se encuentra en una etapa más temprana de su carrera. A este tipo de mecanismo se le asocian beneficios como el aumento de la motivación de los involucrados, mejoras en el clima laboral, y el desarrollo de las habilidades en equipo.

Bajo ese contexto, María del Carmen Portocarrero Varela, vicepresidente de Gestión Humana en Ransa, quien ha liderado el despliegue de este proceso de acompañamiento en siete de los países donde la compañía tiene presencia, nos comparte cuatro puntos clave que las empresas deben considerar para implementar un programa de mentoría corporativa exitoso y obtener todos sus beneficios:

1. Seleccionar las duplas de aprendizaje de manera personalizada

Con el fin de brindar apoyo para el desarrollo integral de los aprendices y en línea con los objetivos individuales y organizacionales, quienes asuman el rol de mentores deben ser elegidos por contar con un recorrido profesional dentro del mismo campo de interés o área que su mentee, así como con años de experiencia relevante que puedan compartir, a manera de conocimiento, para ayudar y guiar la toma de decisiones o proyectos que emprenda su aprendiz.

2. Dejar claro qué se espera de las partes comprometidas

Las empresas que fomenten mentorías deberán ser claras al momento de marcar los indicadores de éxito del programa. De esta manera, se logrará un verdadero impacto con los participantes junior y senior.

Por ejemplo, los aprendices deberán apoyarse en sus mentores para valorar sus avances y desafíos, de esta manera los más novatos aprenderán de los procesos esperados en sus posiciones. Por otro lado, del mentor se esperará un mayor énfasis en la cultura de corporativa, lo cual reforzará en ambas partes los valores, principios y propósitos de la empresa.

3. Establecer una comunicación efectiva y asertiva

Los mentores deben ser empáticos para lograr una relación genuina con sus aprendices; esto implica saberlos escuchar y entender sus retos particulares. Asimismo, deben estar disponibles para estar en contacto y darles retroalimentación continua con el objetivo de ser referentes a los ojos de sus discípulos; guiarlos, asesorarlos para potenciar sus puntos fuertes, reforzar y ayudarlos diseñando de manera conjunta un plan de acción para aquellos puntos más débiles, acompañarlos en su desempeño, motivarlos y proyectarlos a futuro.

Cabe destacar que este punto es aún más relevante con la llegada de la pandemia donde el trabajo remoto desafía la manera como se mantiene la conexión humana a través de medios digitales.

4. Evidenciar los beneficios recíprocos de los involucrados

El mentoring favorece no solo la transmisión de conocimientos prácticos sobre el negocio, sino que brinda la oportunidad de desarrollar el sentido de liderazgo tanto en los aprendices como en los mentores. Por ello, la relación siempre debe ser de mutuo beneficio: el primero, mejora su capacidad gracias al desarrollo de competencias y la adquisición de nuevas capacidades; mientras que el segundo se da la oportunidad de reflexionar sobre sus objetivos y desplegar su propio estilo como líder y asesor.

Al seguir estos consejos como base, es cuando empezamos a convertir a la mentoría en una ventaja competitiva que fortalece al talento humano dentro de nuestras organizaciones y hace que trabajemos como un solo equipo que comparte lo que sabe y trabaja colaborativamente hacia un mismo objetivo.

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