El mundo de la música hispana llora a una de sus grandes exponentes: Rafaella Carrá. La italiana más famosa en nuestro país, obviamente después de , fue una diva hasta el último momento de su vida y uno de nuestros mundialistas, tuvo una historia, que no llegó a ser de amor, pero estuvo cerca. Óscar Arizaga, defensa de la que jugó el , se conoció con la cantante en un hotel y surgió una ‘química’ especial.

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Óscar, ¿Dónde conociste a Rafaella Carrá?

En 1980, con Atlético Chalaco, jugamos la Copa Libertadores ante los clubes argentinos River Plate y Vélez Sarfield.

Si sé de esos encuentros memorables

Nos alojamos en un hotel elegante de la avenida Corrientes, en Buenos Aires.

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Durante las tarde y parte de la noche, solíamos bajar al lobby del hotel para relajarnos, hacer tiempo y reírnos un poco.

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De pronto la tranquilidad del hotel cambió, se escuchaba movimiento por todos lados y el click de las cámaras fotográficas sonaba constantemente.

¿Y eso por qué?

Preguntamos lo mismo que tú y la repuesta fue: ‘Han venido a alojarse Rafaella Carrá’. Era la mujer de moda, no solos por su música sino también por su belleza impresionante.

¿Qué hiciste?

Nada, solo pensaba que me gustaría cruzarme con ella y conocerla en vivo y en directo.

¿Se cumplió tu deseo?

Una noche, en el sillón del lobby, yo contaba mis historias, hacía reír a mis compañeros.

¿Eras el centro de atención?

Estaba relatando una anécdota, cuando por la escalera baja la italiana y 4 de sus bailarines.

¿Fuiste a pedirle una foto?

Yo seguía en lo mío, narrando mis ocurrencias, mis compañeros soltaban las carcajadas y ella, que estaba apoyada en el bar del hotel, vi que se pidió una copa de vino.

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Seguí en los mío, los muchachos continuaban atentos a mis cuentos y la rubia me alzó la copa en señal de saludo.

¿No estarás exagerando?

Mira compadre, yo no soy ‘floro’ para hablar lo que no es.

Es justo que dude

Soy feo, pero cuando hablo y hago reír, mi carisma crece.

¿Te acercaste?

Sí.

¿Qué le dijiste?

Para que vea mi calidad, me pedí un vaso de whisky.

¿Qué vino después?

Hablamos cerca de 5 minutos.

¿Ella sabía español?

Poquito, pero se dejaba entender y comprendía algo de mi conversación.

¿Puedes revelar que hablaron?

No, pero en ese poquito tiempo se rio muchas veces y de buena gana.

¿Cómo acabó todo?

Me dijo que se iba.

¿Así nomás?

Claro y pensé que yo debía llevar algo para casa.

¿Qué hiciste?

Me acerqué a darle un beso en la mejilla y posé mis labios entre su cara y la mitad de su boca.

¿O sea?

Para mí fue medio ‘chape’.

¿No se molestó?

Se sonrió y se fue.

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Imagino que tus compañeros te aplaudieron

Imposible, estaban muy entretenidos con los bailarines de la cantante.

¡¿Quiénes?!

No puedo decir nombres, pero hasta los abrazaban.

¿Y ellos en que acabaron?

Llegaron a la habitación, cada uno, con su botella de whisky.

Es la segunda vez que te cruzas con cantantes de ese nivel

Para la próxima te detallo mi encuentro con Miguel Bosé.

Adelanta algo

Nos cruzamos en un aeropuerto y él bajó, primero miró a Juan Carlos Oblitas y Franco Navarro, pero giró su cuello y se acercó.

¿Pasó algo?

Por educación, le di un beso en el cachete y nada más.

¿No estás mintiendo?

¡Oe qué pasa! Yo soy educado, no liberal.

A propósito, ¿te gusta la selección?

Siento que tenemos un nuevo caudillo y se llama André Carrillo. Juega por todo el frente, domina los 2 pies y ayuda en la marca. Tiene los hilos del equipo.

Un abrazo, queda pendiente otra historia por contar

Cuando quieran, ustedes saben que soy ‘accionista’ de ‘Trome’.

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