y contó detalles del título logrado en 1997 y de su técnico en ese entonces Jorge Luis Pinto.

TE VA A INTERESAR | Waldir Sáenz: “La gente pensaba que me gustaba el trago y no es así, yo era callejero”

Waldir y ‘Cuto’ recordaron que el entrenador colombiano solía ir a las casas de los jugadores señalados como ‘juergueros’ para vigilar que no se escapen y que duerman temprano. .

“Lo trajeron para la guerra, le vendieron humo porque él se dio cuenta que no era tanto así como le habían dicho. Iba a las casas de los jugadores, a mi casa fue, yo le abrí la puerta una o dos veces y de ahí ya no le abrí, le puse a los perros afuera, señaló.

“Él mismo iba y no avisaba hora, él decía que a las 10 de la noche el jugador tenía que estar durmiendo”, agregó.

Waldir recordó varios pasajes de esas inesperadas visitas, incluyendo una curiosa respuesta que le dio una vez y su táctica para no recibirlo.

“A otras casas iba el preparador físico, pero él mismo iba donde los que supuestamente eran indisciplinados, de Waldir, de ‘Balán’, de ‘Puchungo’, de Jayo. Tocaba la puerta, yo salía y me decía: “¿Duermes temprano?”, yo le contestaba: “Sí, profe, porque a las 12 salgo”, aseguró.

“En mi ventana solo se veía de adentro para afuera y cuando lo veía llegar le decía a mi mamá: “no les abras, ya se va a aburrir”. Al día siguiente llamaba al capitán, al ‘Gato’ (Basombrío) y se quejaba con él, que nadie le abría la puerta, yo le decía que no le abría porque estaba durmiendo”, añadió.

Waldir Sáenz cuenta cómo lo controlaba Jorge Luis Pinto
Waldir Sáenz visitó 'La fe de Cuto' y reveló cómo fue el control estricto que el técnico Jorge Luis Pinto aplicaba a los jugadores de Alianza Lima.

Finalmente, recordó que Pinto tenía otras artimañas para detectar a los jugadores que se habían ido a tomar. En ese sentido, el ‘10′ de Alianza señaló que a él siempre lo señalaron de juerguero pero que no era así, que era más callejero.

“Era mosca porque a veces llegábamos a entrenar y la puerta estaba cerrada, él llegaba cuando todos estábamos en la puerta y conversaba con todos uno por uno, para sentir el aliento. Apenas llegaba a mi sitio y le soplaba: “No he tomado profe”, le decía de arranque”, relató.

“La gente pensaba que yo juergueaba, que me gustaba la noche, el trago, y a mí lo que me gustaba es la calle. Ser callejero es distinto a que te guste la noche, yo paraba en Corongo, en Chacarita, en casi todo Callao”, sentenció.

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