Mi gente, mi sangre, aquí , a punto de iniciar una gran historia, una confesión. Antes: Si no han visto la entrevista a en , no se la pierdan. Aguadito de la mejor calidad. ¡Y con ají! Ahora vamos al relato de los lunes, partes de mis memorias, casi unos expedientes secretos desclasificados por la .

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Lo que les voy a contar es sensacional. Quizá a muchos les ha pasado, pero normalmente nunca lo cuentan. Algunos por vergüenza, otros callan por orgullo o por temor al qué dirán.

Pero yo me debo a ustedes, estoy bajo juramento, y quiero relatar mis memorias para que luego nadie invente o confunda mis anécdotas. Las digo en vida y siempre serán recordadas en para que disfruten mis seguidores.

Era un día cualquiera del 2011, cuando de pronto sonó mi celular. Un número desconocido timbraba y timbraba. Normalmente no respondo las llamadas de números que no tengo en mi agenda, pero por esas cosas del destino lo hice.

“Hola, soy Mónica... Soy tu hincha y tú eres el hombre de mis sueños más íntimos y profundos...”, dijo una voz dulce y a la vez sensual. Una mezcla de locutora de una radio romántica con actriz de película erótica.

LA VOZ DE ‘LA SERIE ROSA’

Fue como si cada vez que hablaba sonase música en mis oídos y mi cuerpo se levantaba y bailaba solo, como poseído. Desde ese primer momento quedé impactado, endulzado y asombrado a la vez.

Me agarró frío y no pude reaccionar para preguntarle cosas como ¿quién eres?, ¿cómo tienes mi número?, ¿nos conocemos? Esa voz seductora me hizo recordar a la famosa serie española que transmitían hace años, cuando era chibolo, y se llamaba ‘La Serie Rosa’: “Guardad celosamente el secreto...”.

Global TV, después de ‘Goles en Acción’. Los que no la conocen entren a Google, . Esa fue la primera de unas cien llamadas, por lo menos, que me hizo a lo largo de ese año.

Pero recordando aquel día, después de que la voz intrigante colgó, volví a mis cabales, reaccioné y me quedé con una espinita. Tenía una corazonada de que algo raro había.

No me comía todo ese cuento de que era el hombre de su vida. No soy , tampoco . No llego al nivel de Jhon Christian, pero tampoco son un Adonis. Pese a todo, decidí seguirle la corriente.

HASTA PAOLO MALDONADO CAYÓ

En las siguientes semanas y meses, cuando me llamaba y estaba con amigos de mucha confianza, yo les hacía escuchar aquella voz para que mis patas puedan comprobar esa sensualidad o si me querían agarrar de pescado.

Todos llegaron a la conclusión de que esa Mónica tenía la voz más dulce que habían escuchado en una mujer. No les quedaban dudas. Pero a mí no me cuadraba, la espina seguía en mi ‘bobo’.

En algún momento dejé de contestar sus llamadas. Pero se volvió más intensa. Ella cambió de táctica, me comenzó a enviar fotos a mi . Eran directas a la yugular, provocándome y tal como vino al mundo. Algo tan potente que cualquier ser humano pierde la cabeza. Sinceramente ya me estaba loqueando.

Después de analizar las tomas me di cuenta de un detalle. En todas no se dejaba ver el rostro. Mi corazonada de que una pieza no encajaba en este rompecabezas se hizo más fuerte.

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Un día, agarré y le di el fono a mi hermano Omar Reynoso, el popular ‘Don Omar’, para que me diera su punto de vista. Luego de su exhaustiva inspección, también llegó a la conclusión de que Mónica era una mujer que estaba loca por mí. No le quedaban dudas.

'Cuto' Guadalupe, en una foto de cuando era futbolista y capitán del Juan Aurich de Chiclayo.
'Cuto' Guadalupe, en una foto de cuando era futbolista y capitán del Juan Aurich de Chiclayo.

En una oportunidad, estaba con mi causa , ese chato que es intenso y pícaro, y lo puse a prueba. Le pasé la llamada. Tras 25 minutos de charla, escuchando su voz y lo que me decía, me dijo: “Es una mujer muy sexy, no tengo ninguna duda. Te ganaste, Cuto. Aprovecha y campeona”. Ese ‘Chato’, una bala.

Pero yo seguía terco con mi corazonada y cada vez que podía les hacía escuchar a otros amigos cuando Mónica me llamaba. Todos llegaban a la misma conclusión. Decisión unánime: esa era una señorita loca por mí.

MÓNICA ME DECÍA ‘MI CAPI’

Todo eso se volvió como parte de una rutina, era cotidiano recibir sus llamadas. Las últimas fueron de una entrega total: “Mi capi, por favor, contéstame siempre, no me olvides. Eres mi hombre, tú eres todo para mí”, me decía.

Un buen día me había ido a almorzar al , de mi causa Fernando ‘Pizarrito’ García, en mi querido Chiclayo. El almuerzo se había prolongado más de la cuenta. Ya la noche llegaba. Yo estaba avanzado. En eso entra la llamada de Mónica. Siempre con su voz sensual.

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Muchos meses habían pasado desde la primera vez que me llamó y le dije: “Ahora quiero acabar con esto”. Estaba más que sazonado. Lo que ella siempre me pidió se lo iba a hacer realidad.

“¿Dónde estás? Quiero verte ahora mismo”, le dije. “¡Papi vas a venir, de verdad! Estoy en Lambayeque...”, respondió. Me dio las coordenadas y demás detalles para llegar al punto de encuentro.

CUTO Y SALVATORE, ESPÍAS EN LAMBAYEQUE

Salí del restaurante y le dije a mi causa Salvatore que me llevara. Estábamos en un Tico, no usé mi auto para no regalarme. Tiré para atrás el asiento de copiloto y mi taxista, el que conoce todos los recovecos de Chiclayo, pisó el acelerador.

El plan fue ubicarnos a unos 300 metros del lugar indicado. Llegamos con anticipación para sondear las calles. Nos cuadramos al mismo estilo de espías de películas. Pasaron los minutos y nada. Mi pata me decía: “Cuto no viene nadie, esta es una zona algo movida...”. Yo estaba terco, quería sacarme sí o sí esa espina. “Tranquilo, hay que esperar”, lo calmé.

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Luego de unos minutos entró la llamada de Mónica. “Dónde estás, no te veo”, me dijo. De inmediato le respondí: “Acá estoy”. En eso Salvatore me habla sorprendido: “¡Cuto, es un pata con camisa celeste y pantalón azul!”. En ese momento se me fue todo lo sazonado que estaba.

MÓNICA, MÓNICA...

Levanté la cabeza y vi a la tal ‘Mónica’. Ella insistía que no me veía. Nunca imaginó que yo estaba a pocos metros, pero no me dejé ver.

Me volvió a llamar. La puse al descubierto y no le quedó otra que confesarlo todo. Me contó que recién había salido del trabajo y se hacía pasar por una señorita.

Era el hombre de las mil voces. Capaz de sacar el timbre más sensual de una mujer. Mi sexto sentido me salvó de llevarme una ‘gran sorpresa’. Sé que nadie se atreverá a contar su historia, pero estoy seguro de que a varios les ha pasado algo similar.

Hasta el próximo lunes con otra entrega de mis memorias. Y ya saben, todos los viernes hay un estreno de ‘La fe de Cuto’. Y lo más importante, jamás olviden de que .

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