José Carvallo
José Carvallo

POR: JOSÉ ‘HUACHANO’ LARA LA ROSA

Entre el 2003 y el 2007, tuvo su primera gran alegría: a los 17 años jugaba en la , el equipo de sus amores. Pero las cosas no resultaron como las soñó. Salió de Ate en busca de un mejor futuro. En el 2013, la vida le volvió a sonreír y regresó a Universitario después de seis años. Otra vez, no pudo ser el protagonista de una gran historia. Abandonó el club para irse a Cajamarca, pero en el 2018 hizo realidad el gran sueño de su vida: representar a Perú en un Mundial y hace poco acaba de estampar su firma que marcará su tercera etapa en la ‘U’. Sin duda, una gran temporada.

A dos días de la Navidad, el golero se reúne con su familia, corta el pavo, sirve el champán y obsequia regalos. En su casa solo hay espacio para la felicidad y el seleccionado la comparte con nuestros lectores en esta fecha especial.

Creo que este será un año imborrable en tu vida...

Inolvidable. Sin duda, el mejor de mi carrera futbolística. No tengo ninguna duda.

¿Estar en Rusia 2018 fue el gran regalo?
Hice realidad el sueño de niño. Cuando era pequeño recuerdo que veía con mucha ilusión los Mundiales de Estados Unidos 94 y Francia 98. Me imaginaba jugar en una Copa del Mundo, lo lindo que sería. Seguramente muchos soñamos con ese momento. No llegué a atajar, pero fui parte de la selección que volvió luego de 36 años y eso es muy emocionante.

¿Cómo lo viviste?
Cada instante fue muy conmovedor. Tenías que disfrutar al máximo. Cada minuto en el Mundial era fascinante, ver todo lo que pasaba alrededor, la gente, los rivales, los estadios, las ciudades y la cultura.

¿Algo que te marcó?

La hinchada peruana en Rusia fue impresionante. Ver en cada sede a tantos peruanos fue deslumbrante, se me erizaba la piel al mirarlos en todos lados. En los estadios siempre fuimos locales, el 90 % de los asistentes eran peruanos.

Cuando dejaste la ‘U’ para jugar en UTC muchos pensaron que empezaba la línea descendente de tu carrera. Ahora vemos que fue buena una gran medida...
Sí, es verdad. Uno siempre busca alternativas para encontrar lo mejor. Me fui por una continuidad y todo se fue dando. Fue un reto difícil y la asumí con fe. Me trataron muy bien en Cajamarca y estoy muy agradecido a Franco Navarro por la confianza. Luego, todo cayó por su propio peso. No puedo olvidarme de agradecer también al cuerpo técnico de la selección por fijarse en mi persona, a pesar de estar en un club de provincia. Eso habla mucho de lo bien que trabaja el profesor Ricardo Gareca.

El destino te devuelve tu revancha. En 2019 te pones la crema nuevamente.
Las cosas de la vida, del fútbol. Tengo la oportunidad de regresar al club del cual soy hincha. Estoy feliz y vuelvo con el objetivo de ser campeón. Primero pienso en ganarme un puesto, luego seguir en la selección. Tengo buenas expectativas para en el nuevo año.

A un día de la Nochebuena, ¿cómo vives la fiesta?
La paso en familia. Con mi esposa Jimena Bezada, con mis hijos Fabrizio y Catalina, mi padre, mi suegra y mis cuñados. Disfrutamos de la cena, recordamos el nacimiento de Jesús. Soy de comer pavo, puré de manzana y puré de camote, pero cenamos a las 9:30 de la noche, a las 12 nos damos el saludo y el abrazo, y luego pasamos a abrir los regalos.

No sé dónde recibiste el 2018, pero este fin de año vas a tener que repetir el mismo lugar...
Normalmente lo paso en la playa con mis amigos del barrio. Tengo un grupo de la infancia y siempre pasamos el Año Nuevo juntos. Desde niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ahora también seguimos la tradición, estando ya todos casados, con nuestras esposas e hijos. Así que nos vamos a la playa.

Dejamos a José y su familia con esa sonrisa que ilumina más que una luz de cualquier arbolito navideño. Están juntos y felices. Unidos y contentos. Porque como diría la escritora estadounidense Edna Ferber: “La Navidad no es una temporada, es un sentimiento”.

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