POR: MIGUEL RAMÍREZ / PERIODISTA DE INVESTIGACIÓN

Los congresistas Manuel Merino, Edgar Alarcón, Daniel Urresti y Omar Chehade fueron los más notorios derrotados del siniestro plan para vacar al presidente , que ellos impulsaban con argumentos esperpénticos. Su derrota fue lapidaria: 78 votaron en contra, 32 a favor y hubo 15 abstenciones.

Después de la presentación del mandatario y la notable defensa legal de su abogado Roberto Pereira, los peruanos fuimos testigos de un espectáculo circense de poca monta.

Cada parlamentario superaba al anterior con alucinantes discursos, con honrosas excepciones. Alarcón le gritó a Vizcarra que no se fuera y respondiera a sus preguntas. Habló de la corruptela, olvidándose que tiene dos denuncias constitucionales en su contra y un fiscal ha pedido para él 17 años de cárcel por corrupción.

El campeón de la frescura, sin embargo, fue Omar Chehade. Dotado de una arrogancia colosal e interpretando la Constitución tan igual o peor que la tristemente célebre Rosita Bartra, lanzó improperios contra el mandatario.

“El presidente Vizcarra es un pato, es un pato rengo, el presidente Vizcarra es una persona que, como dice la doctrina política, es un pato cojo que no puede gobernar”, dijo, para luego calificarlo de corrupto.

Cientos de peruanos, con indignada justificación, le recordaron que el año 2012, cuando era vicepresidente del mandatario Ollanta Humala, tuvo que renunciar porque fue descubierto haciendo acuerdos en un restaurante para favorecer a una empresa azucarera.

Vizcarra -sin necesidad del argentino Maximiliano Aguiar y su exconfidente Mirian Morales- trazó una estrategia con astucia. Esperó hasta el último minuto para acudir al Congreso. Hasta salió a despedir a su abogado.

“Quería elevar la exaltación de los congresistas al máximo, hacerlos pisar el palito, y luego descolocarlos con su presentación. Su discurso ya lo tenía preparado un día antes y lo consultó con su abogado Pereira”, dijo una fuente palaciega.

En una muestra de su disconformidad y en respuesta al abuso de poder que consideraba que el Parlamento estaba cometiendo con su investidura, Vizcarra decidió ir vestido de manera informal, con un blazer y sin corbata. Y cuando terminó de hablar, antes de salir del hemiciclo, se lo sacó y se quedó en camisa. ¡Un sutil desplante a la supuesta majestuosidad del Congreso!

De acuerdo con esta misma fuente, el premier Walter Martos jugó un papel clave en evitar la vacancia. Martos habló (no negoció) con César Acuña (el líder de Alianza Para el Progreso), Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Raúl Diez Canseco (Acción Popular).

Lo conseguido por Vizcarra no es una victoria. Sobre él y su entorno más íntimo existen indicios de obstrucción a la justicia y corrupción por favorecer a un intrascendente cantante apodado ‘Richard Swing’. Dejemos que la fiscalía haga su trabajo. El país necesita estar unido contra la pandemia y la crisis económica, que ya empiezan a ceder poco a poco. Nos vemos el otro martes.

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