Pancholón recordó su viaje a Santiago.
Pancholón recordó su viaje a Santiago.

El Chato Matta llegó al restaurante por su seco de cordero con frejoles y su jarrita de cebada calientita para bajar la grasita. "María, mi hermano Pancholón convocó a una reunión por ‘Zoom’ junto a los abogados del Callao, Calulo y ‘Onur’.

'Causas, ahora que Perú va a jugar con Chile en Santiago, no puedo dejar de recordar la primera vez que ‘debuté’ como narrador deportivo. Mi viejito ‘Mazamorra’ me dijo: ‘Panchito, el año pasado Perú fue un desastre en las Eliminatorias. Se cumplió un ciclo y grandes figuras como Julio César Uribe y Franco Navarro ya no están más.

Hoy debutan chibolos como Flavio Maestri, con 17 años. Tú también vas a debutar en Santiago’. Me emocioné tanto que boté algunas lágrimas. Me fui con una gran bolsa de viaje. Después de la chamba, con mi ‘batería’ nos íbamos en las noches a los bares y discotecas del barrio bohemio de Bellavista, en la calle Pío Nono.

Estábamos tomando ‘Piscola’, un infame trago mapochino, cuando mi asistente técnico, ‘El Cura’, me dijo: ‘Panchito, esa blanquita te está comiendo con los ojos’. Era una belleza que reía con sus amigas que tenían el uniforme del local. Era la hija del dueño y también la administradora.

Escribí en una servilleta: ‘He venido de tan lejos para iluminar mi vida observando tu sonrisa’. Entrégasela, le ordené al mozo y le di 5 dólares. Cuando vi que la leía y me miraba y sonreía, grité ¡bingo!

Al rato, el mozo llegó con un recado: ‘Está ganado caballero, dice Ximena que la espere en la esquina para ir a una discoteca. Y que su consumo va por cuenta de la casa’. ¡Chita la payasá! Llegó con dos amigas que trabajaban en el bar.

Mis amigos ‘El Cura’ y ‘Carepan’ se ganaron con ellas, que fácil podrían trabajar ahora en ‘Esto es guerra’. Pero Ximena era la más hermosa. De frente la llevé a la pista de baile y la mareé dándole vueltas bailando ‘La bilirrubina’ de Juan Luis Guerra.

‘Panchito, eres lo máximo en la pista, mis paisanos no saben bailar’. La aparré en ‘Burbujas de amor’ y la besé apasionadamente con ‘Estrellitas y duendes’. Esa noche los tres peruanos nos fuimos a nuestro alojamiento con las bellas mapochas.

Pero sucedió algo imprevisto. La habitación estaba helada y pese a que Ximena estaba encendida, hasta las seis de la mañana no me vi con ‘Paraguay’. ‘No te preocupes Panchito, de repente te puse nervioso...Felizmente la Copa América recién empieza y tendremos más partidos’.

Cuando bajé a tomar el desayuno buffet me encontré con ‘El Cura’ y ‘Carepan’ con unos cacharros de velorio. ‘Panchito, no sé qué pasó, dejé mal a los varones’...

El viejo administrador escuchó nuestra conversación: ‘Po cabritos, ustedes no son el problema, po. Es el frío, po. Sus cuartos no tienen calefacción y estamos a menos de diez grados de noche, po’.

Ese era el problema, el gélido frío santiagueño que te congelaba los huesos y hasta el ‘muñeco’. Como teníamos buena bolsa de viaje, gracias a ‘Mazamorra’, compramos tres calefactores.

Desde esa noche y durante los veinte días que nos quedamos en Santiago, los tres ganamos por goleada para felicidad de las chilenitas que querían más ‘goles peruanos’". Pucha, ese señor Pancholón es tremendo sinvergüenza y todavía cuenta sus historias. Me voy, cuídense.


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