Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines verdes con un churrasco jugosito encima y, para tomar, un refresco de maracuyá. “María, vi parte de la transmisión desde el Vaticano de la presentación del impresionante nacimiento huancavelicano en la plaza San Pedro, donde será exhibido hasta el 10 de enero. Es un orgullo que la obra de nuestros talentosos artesanos pueda ser admirada por todo el mundo, justamente en el corazón del catolicismo. Momento aparte fue cuando músicos de la Santa Sede tocaron las notas de nuestro Himno Nacional. También se vio un conmovedor video de niños de la sierra cantando en quechua un lindo villancico, mientras pasaban imágenes del ande. El Perú es un país bastante religioso, lo que se ve reflejado en celebraciones como la Navidad, la Semana Santa, de la Virgen de la Candelaria o Mamacha Candelaria, del Señor de Qoyllur Rit’i o la procesión del Señor de los Milagros, una de las más multitudinarias del mundo. En esta época navideña y cuando ya tenemos cerca el fin de año, deberíamos hacer un recuento de las cosas buenas que hicimos en los últimos doce meses, así como de nuestros errores, con la intención de ser en el 2022 mejores personas, más solidarios, sobre todo en estas épocas de pandemia. Podríamos plantearnos algunas metas para el próximo año:

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  • Ser portadores de ayuda. Cada vez que veamos algo que está mal, pensemos en la forma de ayudar para corregirlo o cambiarlo. Seamos solícitos para darle una mano a la persona que lo necesita.
  • Dejar de ofender y de pelear. Si los hijos no cumplen sus deberes en el hogar, si estamos atascados en el tráfico vehicular, si en el restaurante no nos atienden lo rápido que deseamos, no perdamos la calma. Hay que tomar aire y calmarse para no estallar. Los gritos e insultos no conducen a nada bueno.
  • Ser más laboriosos. Muchas veces nos quejamos de lo que nos falta, o hacemos el trabajo a medias, sin poner todo nuestro empeño. Hay que decidirnos a dar siempre más en la actividad que realicemos: sean los estudios o el trabajo.
  • Cuidemos nuestro corazón. No solo con una buena alimentación y actividad física, sino también con lo que vemos en la televisión o las redes. Hay que saber elegir diversión sana, alejándose de la violencia y otros contenidos perturbadores.
  • Dar más tiempo a la familia. Esto es fundamental si queremos que nuestros hijos sean personas buenas y llenas de amor. Dejar a un lado a los chicos, a la pareja, generará problemas después”. Gary tiene mucha razón. Me voy, cuídense.

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