Marleny Estrada al lado de su expareja con quien tiene dos hijos. (Facebook)
Marleny Estrada al lado de su expareja con quien tiene dos hijos. (Facebook)

Mi amigo, el gigantón ‘Barney’, un metro noventa de purito periodismo, llegó al restaurante por su estofado de res con arroz blanco y papita amarilla. “María, la convivencia obligatoria de muchas parejas en la pandemia, que ya tenían una relación totalmente deteriorada antes del aislamiento, hizo que las relaciones explotaran al punto de que no solo aumentaron las agresiones psicológicas y físicas en denuncias a comisarías, sino se llegó hasta crueles homicidios. Como sucedió con la infortunada prestamista Marleny Estrada Bolívar (26), quien desapareció misteriosamente el 12 de julio último.

Ella convivía desde hace ocho años con Segundo Apaza (32), un costurero al que conoció en el emporio de Gamarra y con quien tuvo dos hijos. Marleny fue vista por última vez en una celebración en el asentamiento humano Huáscar, con tres amigas a quienes les confesó que ya no soportaba los maltratos de su conviviente. ‘Solo estoy con él por mis hijos, sus celos son enfermizos y temo que algún día me mate. Ella lo denunció varias veces por agresión física y se iba a refugiar con nosotros’.

El coronavirus -reveló su hermana- fue fatal, pues regresó con Segundo para estar con sus hijos. Y prometió que cuando pasara la emergencia lo iba a abandonar. Pero fue peor. El costurero, sin trabajo, se consumía tomando licor cada vez que la joven prestamista salía a la calle a cobrar. Al regreso la agredía. Cuando los familiares denunciaron su desaparición, el conviviente se mostró cínico y lloró.

Primero dijo en su manifestación que sospechaba de algunos de sus ‘clientes’ porque su pareja se había peleado con varios de ellos por el tema de los intereses. Después, cuando lo confrontaron ante las denuncias en su contra por maltratos, le tiró barro. ‘Seguramente se ha ido con su amante, no le importó dejar a nuestros hijos’. La policía no creyó al costurero transformado en actor dramático, mismo Nicolas Cage. Se convirtió en el principal sospechoso. Después de casi dos meses de infructuosa búsqueda, el padre de Marleny se presentó llorando ante la policía: ‘Mi yerno ha huido, se ha llevado a mis nietos’.

Los agentes tuvieron un terrible presentimiento y fueron en busca de ‘Rocky’ y ‘Zeus’, canes especialmente entrenados en olfatear cuerpos. ¿Para qué van con esos perritos?, preguntó el atribulado padre, sin saber que los llevaban a la casa de su yerno. Los canes llegaron hasta la sala y, en un punto, no pararon de ladrar. A combazos destruyeron el piso de mayólica recién colocada. Y escondido en un hueco, rociado con cal, estaba el cuerpo de Marleny”. Pucha, qué terrible historia cubrió ‘Barney’. Me voy triste, cuídense.

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