Estefany Castillo, 'la sonerita del Callao'.
Estefany Castillo, 'la sonerita del Callao'.

El Chato Matta llegó al restaurante por un cebiche de corvinilla y un pescadito a lo macho. “María, me timbró mi hermano Pancholón. ‘Chatito, apúrate y vente a mi sauna privado. Casi no la cuento’. Llegué volando y vi al gordito mujeriego en pleno ‘masaje terapéutico’ con una chinita que se parecía a Paloma Fiuza.

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Estaba de espaldas, pero cuando volteó le vi un tremendo parche en la ceja. ‘Causa, estoy herido del cuerpo y el corazón. Te conté que estoy apoyando a Estefany Castillo, ‘La sonerita del Callao’, que para mí es más que Daniela Darcourt y Yahaira. La conozco de chiquilla y va a llegar lejos en el mundo de la música porque tiene una voz impresionante, es barrio y calidad.

Estuvimos en un evento y me dedicó ‘Devórame otra vez’: Con mucho cariño para Pancholón… ‘Devorame otra vez, devorame otra vez/ Son ansias de amarte, deseos de mi carne/ Que hacen que te llame, vénmelas devórame otra vez’…

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Todo estaba lindo, pero no puedo con mi genio. Me encanta la noche, la cochinada, el dame que te doy y las mujeres. Resulta que hubo un ‘privadito’ y yo estaba de ‘boleto’ con mi hermosura, una ‘chamita’ que me engríe y da cariñitos toda la noche. Desayunamos una parihuela, un cebiche en la Ciudad del Pescador y más ‘chelitas’. Mi venequita linda se me dormía, así que fuimos a ‘La Posada’ para que descanse en el hostal de los infieles. Después de un faenón se quedó seca.

En eso me timbraron mis hermanos abogados Nicolás Sánchez, Calulo y Angelito Mimbela. Panchito, hay una rumba en Santa Marina con la Sonerita…. Dejé encerrada a mi llanera y me fui al Callao. Pero primero timbré a mi arquitecta, la bella Fiorella que trabaja en los diseños de la estación del futuro Metro del Callao.

PANCHOLÓN SE OLVIDÓ DE ‘LA CHAMITA’

El trago subió al toque y en medio del tono empecé a besar a la arquitecta. ‘Mi amor, le dije, ya tengo mi terreno para mi casa de campo en el sur, pero quiero que diseñes mi habitación como el jacuzzi de La Posada. Vamos a verla para que tomes fotos y las medidas’. En medio de la lujuria y el trago, me olvide que allí estaba la ‘chamita’ esperándome.

Todo el público en el ‘privadito’ me miraba. ¡¡Buena Pancho!! ¡¡Provecho emperador!!, gritaban. Ella se puso melosa y enrumbamos a La Posada. Cuando abrí la puerta de la habitación me di cuenta de mi equivocación. ¡¡En mi borrachera olvidé que mi venequita estaba durmiendo.

Al verme entrar abrazado de Fiorella se volvió una bestia con gritos y lisuras llaneras, y me lanzó un cenicero de cristal en la ceja y brotó harta sangre. Mientras salía medio ciego, las dos mujeres se jalaban de las mechas. Felizmente el abogado Nicolás me llevó al Hospital Santa Rosa donde me pusieron diez puntos.

Ahora el dueño de La Posada me mandó por celular la lista cuantiosa por los destrozos de la habitación. Pero lo peor es que mi venequita, que es mi ‘bobo’, no quiere saber nada de mí y se quiere regresar a su país, y me dicen que ‘Chotillo’ la está timbrando y mandando fotos mías que fácil podrían salir en ‘Onlyfans’.

El doctor es ‘paganini’ y siempre está recogiendo lo que dejo, pero yo quiero a Alaina y no quiero perderla. La arquitecta, en venganza, me ha quitado unos casos judiciales que me iban a reportar buenas monedas’”. Pucha, ese señor Pancholón es un sinvergüenza y un cochino, y no tiene miedo al contagioso ómicron. Me voy, cuídense.

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