Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su plato de pallares bien caliente con seco de cabrito a la norteña encima y arroz graneadito. Para tomar se pidió una jarra de chicha morada heladita.

“María, millones de niños en edad escolar, por estas fechas, se encuentran de vacaciones y es una buena temporada para que sus padres fomenten en ellos la disciplina, que es mantener un orden adecuado y así obtener resultados que los beneficien sin ir en desmedro de otras personas. Y no estoy diciendo que miren a sus pequeños con cara de pocos amigos y con un ‘san martín’ en la mano.

No hay que llegar al abuso físico para hacerlos comprender. Si bien la disciplina es algo que los pequeños aprenden de sus padres, para que se dé un desarrollo correcto de la misma y se refuerce su aprendizaje, se puede recurrir a la práctica de algún deporte. El deporte es muy beneficioso más allá de la parte física, pues al practicarlo se eleva el rendimiento mental de los niños. Además, inculca múltiples valores con los que se fomenta disciplina a los niños. Gracias a la disciplina, los pequeños aprenden a ser más organizados, muestran más interés por aprender, mantener mayor atención en el aula y, en muchas ocasiones, obtener un mejor rendimiento escolar. Algunos expertos me dijeron que el deporte y la disciplina van de la mano con los siguientes valores:

  • Compromiso. El niño entenderá que el compromiso es con él mismo y con el equipo. Aprende que sus acciones tendrán consecuencias tanto para él como para sus compañeros. Así, asumirá la responsabilidad de sus actos y errores desde la perspectiva del aprendizaje.
  • Trabajo en equipo. El niño aprende a relacionarse con otros y que es necesario cooperar para conseguir metas y objetivos.
  • Ser perseverante. En el deporte no siempre se gana. Los niños aprenden que hay obstáculos, imprevistos y situaciones que los ponen a prueba, que si hacen algo y se pueden ‘caer’, se levantarán y hay que persistir para alcanzar las metas. Sin perseverancia no habrá disciplina.
  • Dedicación. El deporte enseña a los pequeños a dar el primer paso cuando se quiere algo.
  • Tener actitud. Ante cualquier reto es importante la disposición que se tiene, ya que ejerce una influencia directa sobre la actividad que se va a realizar. Una actitud positiva ayuda a tener una visión adecuada en cualquier situación.

No hay nada como hacer deporte, no solo nos aleja de esa vida sedentaria que nos hace tanto daño, también nos enseña a vivir mejor como personas”. Pucha, cuánta razón tiene mi amigo Gary. Sus palabras son muy ciertas. Me voy pensativa. Cuídense.

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