Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su rico escabeche de bonito, con cebollita, huevito duro y aceitunas y, para calmar la sed, pidió una jarrita de agua de carambola al tiempo.

, ayer me quedé corto con todas las precauciones que debemos tomar para . Conversando con el reconocido psiquiatra Carlos Bromley, me di cuenta que como padres podemos hacer mucho más para cuidar la integridad de nuestros hijos. No porque los veamos grandes o con carácter fuerte o un poco complicado los debemos dejar a su suerte. Ellos siempre necesitarán de nuestros consejos y hasta de un buen ‘jalón de orejas’ para encaminarse. Con esto no apoyo ni fomento la agresión física, pero sí una buena llamada de atención para alinearlos y evitar que cometan errores que les puedan costar la vida. Bromley, con su amplia experiencia en casos de familia, me dio algunos consejos que compartiré con ustedes:

* Poder y autoridad. Los padres de por sí ya tenemos poder sobre nuestros hijos, pero lo que debemos ganarnos es la autoridad y esto solo se consigue con diálogo y respeto mutuo.
* Hacerles seguimiento. No porque tienen 15 o 16 años debemos darles permiso para salir a la calle, sin saber a dónde van. Es importante que nosotros, como padres, salgamos de nuestra zona de confort y ofrecernos a llevarlos a sus fiestas y hasta recogerlos. No debemos dejar que ellos se amanezcan en cualqier casa.
* Disciplina. Tenemos la tarea de disciplinarlos, enseñarles lo que es el buen vivir. Es decir, vivir con valores. Recuerden que ellos son nuestra responsabilidad y si se equivocan es porque nosotros fallamos en algo.
* Debemos conocer su círculo de amigos. Es importante saber con quiénes se relacionan nuestros hijos. Desde sus amigos hasta los padres de estos. De esta manera, sabremos quiénes son y qué hacen para divertirse.
* No es bueno permitir que hagan lo que deseen. Siempre es necesario que existan límites, solo de esta manera sabrán cuando detenerse. Deben darse cuenta que todo tiene su tiempo. El vivir antes de tiempo no los hará más grandes, por el contrario podría perjudicarlos para el resto de sus vidas.

Evitar que nuestros hijos cometan errores será imposible, pero sí podemos estar con ellos para evitar que estos sean irreparables. Debemos escucharlos, hablarles, aconsejarles, reír y hasta llorar si es necesario. Esa es la tarea de un padre de familia y nadie debe evadirla”.

Mi amigo Gary y el doctor Bromley tienen toda la razón. Me voy, cuídense.

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