Alessandro Lisarazo Ortiz, de 17 años.
Alessandro Lisarazo Ortiz, de 17 años.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pollito al horno con papas nativas, salsa criolla y, para la sed, una chicha morada fresquecita. “María, todos los días los peruanos nos vemos abrumados por las noticias de asaltantes, pandilleros, sicarios y otros delincuentes cada vez más jóvenes, pues comienzan a delinquir desde los 13 años o menos. Sin embargo, también debemos destacar que hay una juventud pujante, emprendedora, estudiosa y con valores, que es la que debe sacar adelante a nuestro país.

Un ejemplo es el jovencito Alessandro Lisarazo Ortiz, de 17 años, quien postuló por primera vez a la Universidad Nacional de Ingeniería e ingresó en el puesto número uno del cómputo general. El chico dedicó ese logro a su padre fallecido. La mamita de Alessandro, una señora que trabaja duro en su salón de belleza para mantenerlo, no cabía en sí de felicidad y orgullo, como es lógico.

Él cuenta que se tuvo que olvidar del Facebook y se levantaba a las 4 de la madrugada para estudiar. Una prueba más de que el trabajo duro y honesto siempre da resultados. Como Alessandro hay muchos chicos estudiosos y disciplinados que nos dan esperanzas. Allí están los miles de jóvenes que postularon junto a él a la UNI, otros tantos a las distintas universidades del Perú, así como los que estudian en los diferentes institutos técnicos como el Senati.

Este fin de semana, más de 34 mil escolares rindieron examen para ingresar a uno de los Colegios de Alto Rendimiento que hay en varias ciudades del país, para conseguir una de las 2 mil 700 vacantes. Tampoco nos podemos olvidar de los chicos que practican deportes con la ilusión de ser los mejores y tener el orgullo de representar un día al país.

Definitivamente, todos ellos son el futuro de la patria y el Estado debe seguir aumentando la inversión en Educación, pero con un buen control del gasto en infraestructura y en la capacitación de los docentes, así como en mejorar sus sueldos, pero según sus capacidades y formación.

No se puede tolerar que estemos a pocas semanas del inicio de un nuevo año escolar y haya colegios con salones sin techo, con muros a punto de caer o con baños malogrados. Y si eso ocurre en Lima, cómo será en provincias.

Sería fantástico que a los escolares se les enseñe una carrera técnica y que cuando salgan del colegio lo hagan con un título que les permita poder mantenerse mientras se especializan en esa profesión o estudian en una universidad. En nuestro país faltan técnicos capacitados y tal medida podría ayudar a solucionar ese problema”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.


Contenido sugerido

Contenido GEC