Este siguió atentamente el mensaje del presidente Martín Vizcarra y francamente me sorprendió que anunciara que el ‘Estado de emergencia’ y la cuarentena se extienden hasta el 30 de junio. ¿No decía que la ‘curva se estaba aplanando’ y que ‘se venía un declive en la cifra de contagios y fallecidos? Y lo real es que somos el segundo país en la región -después de Brasil- con mayor número de infectados y tenemos el triste récord de ser la segunda nación a nivel mundial en tener el más alto número de contagiados en un día, desde que se inició la pandemia. Esta situación me obliga a presentar una ‘Radiografía de la pandemia’, la que siempre reclaman mis lectores.

MARTÍN VIZCARRA: Creo que no podemos achacarle, exclusivamente, al jefe de Estado la responsabilidad de que estamos perdiendo nuestro combate contra la epidemia. Es que el comportamiento de un gran sector de la población es deplorable. Pero lo que sí podemos criticarle es su poca capacidad de autocrítica. Este Martín que rehuyó preguntas de los periodistas y reconocía que era necesario prorrogar la cuarentena es el mismo que a inicios de semana anunciaba entusiasmado que estábamos llegando a la meseta de contagios. ¿Quién le sopla tan mal al moqueguano? ¿Por qué no pidió disculpas a los padres de familia por mandarlos sacar a sus hijos a la calle cuando la mayoría de los distritos está tomado por el virus? Ese tipo de incongruencias merecían, por lo menos, una disculpa. Pareciera que el mandatario está pésimamente asesorado. No puede ser posible que continúe con la cantaleta de que ‘tenemos 1050 camas UCI y 900 atendidos’. ¡¡Por favor!! Los reporteros pueden dar fe de que en hospitales como el Hipólito Unanue, Sergio Bernales o cualquiera del Callao no hay camas UCI, mascarillas, medicinas, espacio ni oxígeno. Los pobres se van a morir a sus casas o expiran en la puerta de los hospitales. Vizcarra no habla de esos temas que son de dominio mundial, después del desgarrador reportaje del diario argentino ‘Clarín’, cuyos periodistas presentan casos dramáticos, como el de un jardinero de 68 años que fue rechazado de un hospital del Estado y terminó suicidándose, tomando ácido muriático y colgándose con un cable de luz. En el país hay centenares de casos idénticos que le dan una cachetada a la fantasiosa visión presidencial, que ojalá sea por desconocimiento.

Nadie niega que empezó de manera auspiciosa decretando, antes que todos, una rígida cuarentena, pero: 1.- No cerró los aeropuertos a tiempo. 2.- Se preocupó primero por ‘repatriar’ a compatriotas turistas o estudiantes en el extranjero y les dio cuarentena en hoteles miraflorinos, mientras que se relegó a los provincianos que terminaron intentando irse a pie. 3.- Se dejó llevar por ‘asesores’ ideologizados como Farid Matuk, que le impusieron el ‘pico y placa’ ‘por género’, para mujeres y hombres, que causó un caos en mercados y calles solo por ‘combatir el patriarcado’. 4.- Teniendo los focos de contagio frente a sus narices, los mercados mayoristas y minoristas, se esperó casi dos meses para recién tomarles pruebas y hoy tenemos infectados que no pueden ser rastreados. Y en el colmo, muchos de estos comerciantes asintomáticos, al ser mandados a sus casas sin ningún control, se han ido a otros distritos a seguir vendiendo y contagiando.

Pero felizmente Vizcarra, al menos, nos dio una noticia esperanzadora: La economía se seguirá reactivando porque ha dado ‘luz verde’ a nuevos sectores de producción y comercio, lo que permitirá que más peruanos salgan a trabajar, pero siempre cumpliendo los protocolos sanitarios.

Apago el televisor.

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