“Inicialmente teníamos la sensación reconfortante de que sea cual fuere la batalla que libraríamos, el soporte político gubernamental, encarnado en el presidente Martín Vizcarra, se mantendría en pie”. (Foto: Andina).
“Inicialmente teníamos la sensación reconfortante de que sea cual fuere la batalla que libraríamos, el soporte político gubernamental, encarnado en el presidente Martín Vizcarra, se mantendría en pie”. (Foto: Andina).

Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche. Ayer noté a otro presidente. Definitivamente, la realidad le cambió el chip a Martín Vizcarra. Hace un mes anunciaba su célebre ‘meseta irregular’, afirmando que ‘los contagios están bajando de manera irregular’. Ningún geógrafo vio, alguna vez, una meseta con picos altos. Eran los tiempos en que para todo tenía su muletilla: ‘Como lo teníamos previsto’. El jefe de Estado parecía imitar a Jack Nicholson en su inolvidable papel del presidente de Estados Unidos en ‘Marcianos al ataque’, de Tim Burton. Jack parecía muy seguro de la situación hasta que los invasores verdes sacaron su verdadero rostro y comenzaron la destrucción de la tierra. Algo similar le pasó al moqueguano.

En sus mensajes parecía que tenía ‘dominada’ a la maldita pandemia, pero la realidad dice que con más de 8 mil muertos estamos en el ‘top ten’ de los países con mayor cantidad de contagiados y muertos. Para esta nueva situación, donde llegamos a un colapso sanitario sin precedentes en el país y con una economía funcionando solo al 40%, con dos millones de nuevos desempleados solo en Lima, don Martín cambió de chip. Ahora, la culpa la tiene un Estado inútil y deficitario en todos los aspectos, sobre todo el sistema de salud. ‘Quieren que resolvamos en 100 días lo que no se hizo en 100 años’, sostuvo. No le falta razón, pero otros países con economías y estados muy similares al Perú han resistido los embates del coronavirus. Allí están Bolivia y Ecuador, con Guayaquil, que sufrió terriblemente con la pandemia, con muertos en las calles y con horrorosas imágenes de quema de cadáveres, pero con una gran campaña de seguimiento de contagios detuvo la propagación del virus. Al mandatario, pienso, le falta un sentido de autocrítica. La primera equivocación llegó con la tardanza para cerrar los aeropuertos. La enfermedad era importada y los potenciales agentes de contagio llegaban de Europa.

Resulta increíble que solo se haya aislado al paciente ‘0′ y a toda su familia. Después no se hizo más seguimientos de positivos y su entorno. En segundo lugar, se demoraron dos meses en darse cuenta que en los mercados estaba el ‘foco’ de los contagios. Las frutas y verduras salían con su virus de ‘yapita’. Y para variar, asesores ideologizados implantaron el ‘pico y placa’ contra el ‘patriarcado’ creando más caos en los mercados. Esto también debería decirlo el mandatario y ponerse una mano al pecho prometiendo corregir sobre la marcha.

Pero hubo otros aspectos negativos que contribuyeron a que la pandemia se expandiera a miles de contagiados: el nulo comportamiento cívico de los peruanos que no respetaron la inamovilidad obligatoria y el toque de queda sobre todo en Lima, el norte y el oriente. Los malos funcionarios públicos, como algunos alcaldes que hicieron su ‘agosto’ con el dinero que les entregó el Gobierno para dar canastas a las poblaciones vulnerables de sus distritos. El ‘bono’ que no llegó a todos los que debieran y obligó a salir en masa a miles. Y por último, la actitud de las clínicas que cobraban fuertes sumas por pruebas rápidas cuando se las hacían gratis en el Instituto Nacional de Salud (INS). Y por el otro lado, los ‘pirañas del oxígeno’, que subieron el precio del balón de 500 a 5 mil soles.

En medio del desolador panorama, miles de pacientes se quedaron sin poder atenderse en los hospitales del Minsa y EsSalud, e hicieron esfuerzos sobrehumanos para pagar una clínica. Pero estos centros privados se aprovecharon de la situación de angustia y cobraban miles de soles diarios, tarifas nunca antes vistas. Programas periodísticos denunciaban estos hechos y ahora el presidente Vizcarra les ha dado un ultimátum de 48 horas para que se sienten en una mesa de negociaciones y bajen sus precios con la amenaza de ‘intervenirlas’.

Martín Vizcarra y su ultimátum a clínicas privadas - TROME
Martín Vizcarra y su ultimátum a clínicas privadas

Este tema ha dividido a los expertos en Derecho. Unos aseguran que el presidente no puede obligar a las clínicas privadas, porque es anticonstitucional, populista, un abuso y hasta la comparan con ‘la estatización de la banca’ de Alan García. Mientras que otros sostienen que en situaciones de guerra externa o catástrofes naturales de la dimensión de esta pandemia, el Gobierno puede intervenir estos centros de salud privados argumentando que lo hace ‘para el beneficio de las mayorías’. Pero analistas desconfiados aseguran que el mandatario busca, con esta medida efectista, volver a subir puntos en las encuestas, pues desde que se inició la emergencia ha bajado catorce puntos. Apago el televisor.

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