Este Búho no pudo dejar de sorprenderse cuando se enteró que ‘Los Abuelos de la Nada’, la recordada banda de rock argentino de los ochentas, iba a dar el último fin de semana un concierto en un conocido hotel de Miraflores. ¿Se producirá un milagro de resurrección? Me preguntaba cómo, porque habían dos pilares de la formación más exitosa de la banda que ya no se encontraban entre los vivos: el fundador y voz principal, el mítico Miguel ‘Abuelo’ Peralta, y el bravo baterista Polo Corbella. Además, los sobrevivientes, como la ahora mega estrella Andrés Calamaro -un principiante en aquella formación inicial-, el inmenso bajista ‘Cachorro’ López, el guitarrista Gustavo Bazterrica y el saxofonista Daniel Melingo estaban embarcados en sus propios proyectos musicales y declinaron participar en esta ‘resurrección’. ¿Quiénes entonces fueron los que tocaron en el María Angola que congregó a un buen puñado de fanáticos? Si bien era imposible que el recordado Miguel estuviera entre nosotros, lo reemplazó en la voz su hijo ‘Gato Azul’, sobre quien recayó la difícil misión de tener que imitar la voz de un inimitable. La aguda voz de su padre en ‘Lunes por la madrugada’ o en ‘Zig zag’ le resultaba prácticamente imposible. Pero sí tuvo el invalorable apoyo de dos músicos fuera de serie, el tecladista Juan del Barrio y el guitarrista ‘Kubero’ Díaz, quienes conformaron con Abuelo la tercera etapa de la banda en 1986, cuando editaron el disco ‘Cosas mías’.

El grupo, entre 1981 y 1985, editó discos memorables con ‘hits’ imperecederos como ‘No te enamores del marinero Bengalí’, ‘Himno de mi corazón’, ‘Lunes por la madrugada’, ‘Zig zag’ , ‘En la cama o en el suelo’, cantados por Miguel Abuelo, y ‘Sin gamulán’, ‘Así es el calor’, ‘Costumbres argentinas’ y la archi sonada ‘Mil horas’, interpretados por Calamaro. Lo que muchos no saben es que llegaron a Lima invitados para la Teletón de 1985. Ese año, ‘Mil horas ‘ y ‘Así es el calor’ eran las canciones que más sonaban en las radios. Recuerdo que ese día asistí a un concierto del trío GIT y Miki Gonzales en la Universidad de Lima con mi ‘pata’ Roberto del Águila, porque había un ‘run run’ de que ‘Los Abuelos’ se iban a presentar de ‘sorpresa’. Pero no pasó nada. A la semana asistí a un concierto de Miki en la Alianza Francesa de Lima, y Miki dice: ‘voy a invitar al escenario a tocar a un amigo muy querido’. ¡¡Era Daniel ‘Chalamán’ Melingo!! El saxofonista de ‘Los Abuelos’.

Los argentinos harían su último disco en vivo, ‘Los Abuelos en el Ópera’, que abrían con la ya legendaria versión de ‘Lunes por la madrugada’. Con mi mancha sanmarquina cantábamos esa canción en el bar universitario, ‘El sillón de las pulgas’, frente a la Ciudad Universitaria, porque nos quedábamos toda la madrugada en esos sofás viejos, ya que había toque de queda y no podíamos regresar a nuestras casas. En 1987 se presentaban los nuevos ‘Abuelos de la Nada’ en el Amauta, junto a otra banda de moda, Miguel Mateos y ‘Zas’. Para esa época ya trabajaba como periodista y contaba con carnet. Esa noche tenía sentimientos encontrados. Miguel Abuelo había recompuesto su banda con Kubero Díaz y Juan del Barrio, y el joven ‘Chocolate’ Fogo reemplazaba a Calamaro en voz. Solo Polo Corbella se mantenía fiel a Miguel. Mientras que en ‘Zas’, el nuevo ‘jale’ era el de ‘Cachorro’ López en el bajo. Burlando los cordones de seguridad, me escabullí y me encontré con el camerino de los ‘Zas’, justo cuando a ‘Cachorro’ le estaban aplicando esos estrambóticos maquillajes de la época. ‘Cachorro, le pregunté, ¿es verdad lo que dijo Miguel Abuelo en la conferencia, que se separaron por divergencias musicales?’. El gran músico se rió. ‘Che, negro, la verdad es que nos separamos por problemas de guita, de plata, como dicen ustedes’. Cuando la seguridad me obligaba a volver a la tribuna de prensa, pensé que los músicos, al final de todo, eran de carne y hueso.

Apago el televisor.

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