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Un joven universitario le pregunta a este Búho si veo similitud entre el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, con el nacionalista Ollanta Humala. Tal vez tiene esa interrogante luego de ver correr por la carretera al profesor. Debo ingresar al túnel del tiempo. El nombre de Ollanta salió a la luz pública cuando se produjo un intento de golpe en Locumba contra el régimen de Fujimori y Montesinos. Después, increíblemente, llegó a la Presidencia con Nadine Heredia. Una típica pareja de clase media. Hijos de provincianos. Él estudió para ser militar del Ejército y ella, Comunicaciones en la Universidad de Lima. Ya lo he escrito antes. Don Isaac Humala, el padre, que en los años cincuenta era el responsable de la célula marxista Cahuide de San Marcos, donde militara un Mario Vargas Llosa de 18 años, reveló: “Yo hice ingresar a mis hijos a la Escuela Militar de Chorrillos con la esperanza de que pudieran dar un golpe militar al estilo de Velasco, para establecer un verdadero gobierno nacionalista”.

Durante años, la izquierda infiltró ‘cuadros’ en las escuelas militares con el objetivo de encabezar rebeliones ‘desde dentro’. Recuerden la novela de Vargas Llosa, ‘Historia de Mayta’, sobre un foco insurreccional encabezado por el trotskista Alejandro Mayta y un alférez del Ejército en actividad. Pero Ollanta en el Ejército logró sobresalir por la sospechosa intentona golpista en Locumba (2000) en los estertores del gobierno de Fujimori, lo que le acarrearía fama e incomodidad por parte de los mandos militares y políticos del gobierno de Alejandro Toledo, que prefirieron nombrarlo agregado militar en Francia y Seúl. De regreso en el país, es pasado a retiro por el Gobierno en el 2004 y se produce el Andahuaylazo, liderado por su hermano Antauro, en protesta por esta medida. Ollanta funda el Partido Nacionalista y postula un año después a la Presidencia de la República.

Este Búho los recuerda en provincias, con su polo rojo. Pero Castillo es distinto. Es un comunista ortodoxo que está anunciando que se tumbará instituciones fundamentales del Estado como el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y otras más. Pero la gente se está dando cuenta de que se contradice a cada momento y que su plan es un desastre. No dice hasta ahora cómo piensa resolver la emergencia de la pandemia, cómo reactivará la economía tan golpeada en el último año en el que millones de personas perdieron el empleo y se quedaron en la calle.

Crear puestos de trabajo es una tarea por demás complicada para la que se requiere un estadista y profesionales preparados. No basta con discursos inflamados que se repiten de paporreta en cualquier plaza. Como el estribillo de que si gana cobrará solo como profesor. En suma, los peruanos le piden que salga a hablar y explique cómo hará realidad sus propuestas. Queda mal cuando se niega a contestar las preguntas de los periodistas, cuando corta las entrevistas o no asiste a los programas políticos después de haber prometido que iría. Un político que aspira a la Presidencia debe ser capaz de someterse a las necesarias preguntas de los hombres de prensa. Si no puede con eso, cómo va a poder con responsabilidades mayores.

No puede correrse siempre y hasta meterse al baño aduciendo una urgencia para no contestar, mientras sus hombres de seguridad impiden a los reporteros que se le acerquen y hasta los golpean. Si así está ahora que solo es un candidato, cómo será si llega al poder. Es admirador del chavismo, pues dijo en televisión que en Venezuela se vive una democracia. Qué dirán de sus palabras los millones de venezolanos que huyeron de su país escapando del hambre y la violencia. Increíble. Apago el televisor.

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