Este recuerda con nostalgia sus incursiones al pasaje 18 de Polvos Azules. Allí, un amante del séptimo arte era feliz como niño en dulcería. En esos callejones pasé buenos momentos de mi vida, conversando con amigos y descubriendo ‘joyitas’ que me ‘volaban’ la cabeza. No he vuelto desde que empezó la pandemia, pero traje a la memoria aquellos días luego de desempolvar un clásico: ‘El hombre que mató a Liberty Valance’.

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Aún recuerdo cuando el dueño de uno de esos puestos me lo recomendó: “Búho, este western es un hito del cine. Llévatelo. Te va a gustar”. Consciente de sus vastos conocimientos en esta liga, cogí el DVD pirata y lo guardé. No exageró mi viejo amigo. La película dirigida por John Ford, que se estrenó en 1962, era y sigue siendo una obra monumental en su género.

El filme está ambientado en Shinbone, un pueblo del oeste americano, en donde la única ley que rige es la del revólver, abunda más el licor que el agua y lo único que sobrevive es el cactus. Hasta allí llega el senador Ransom Stoddard (James Stewart) para despedir a Tom Doniphon (John Wayne), un granjero y viejo pistolero que acaba de morir.

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Hoy se estrena la película original de Netflix “¿Cuánto vale la vida?”, el largometraje intenta responder la pregunta en el contexto de la tragedia del 11 de setiembre. (Fuente: Netflix)

Acosado por los reporteros del ‘Shinbone Star’, quienes no entienden por qué un importante político del país asiste al velorio de un pueblerino, Stoddard viaja al pasado para recordar los viejos lazos que lo unían con Doniphon. Stoddard era un joven abogado cuando se mudó hasta Shinbone para ejercer su profesión. En el camino, su carruaje es asaltado por el bandido más famoso del oeste, el despiadado criminal Liberty Valance (Lee Marvin), quien le propina una paliza que lo deja al borde de la muerte.

Este es el punto de partida para comenzar a entender la película de Ford, que por un lado pone al hombre de sociedad que cree en las leyes y el orden y, por el otro, el viejo pueblo de vaqueros que soluciona sus problemas a punta de balas y el honor se gana con sangre.

Siendo un profesional recién llegado de la ciudad, Stoddard se establece en el pueblo, en donde educa a los analfabetos, ayuda en las labores de un restaurante y aconseja a los habitantes a actuar bajo las leyes del Estado. Mientras tanto, Doniphom, al otro lado de la balanza, cree que la única autoridad que gobierna ese territorio es la de las balas y es como mantiene a raya al salvaje Liberty Valance.

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LA AMENAZA DE LIBERTY VALANCE

Por eso, cuando Stoddard le confiesa que quiere enjuiciar al criminal por la brutal golpiza, Doniphon, que hace el papel de su protector, le da un consejo: “Aquí cada hombre arregla sus propios problemas”. Las apariciones del despiadado Liberty Valance son intermitentes al inicio y solo para humillar al forastero. Sin embargo, muy pronto, cansado de las intromisiones del joven abogado, quien asesora legalmente al pueblo sobre sus derechos a unas tierras que desean los grandes ganaderos, Liberty Valance le hace una advertencia: Se va o lo mata.

El enfrentamiento a tiros, a mitad de la noche, en la puerta del clásico bar del oeste, es el fulgor máximo de la cinta. Excepto por la escena en la que un herido y dolido Doniphon incendia su casa al darse cuenta de que Stoddard se ha ganado el corazón de la bella Hallie (Vera Miles). Para los entendidos, ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ inaugura el llamado ‘western crepuscular’, en el que los clásicos hombres varoniles, que recorren paisajes agrestes a caballo, que se enfrentan a tiros contra indios, pasan a un segundo plano. Más bien, se muestra una sociedad en donde la democracia, la justicia y la ley ganan terreno. Lejos de los característicos silencios, en la película los diálogos son extensos.

ÉPICAS PALABRAS DE DUTTON PEABODY

Épicas son las palabras del periodista, editor y director del ‘Shinbone Star’, Dutton Peabody (Edmond O’Brien), cuando es propuesto para ser representante del pueblo en la disputa por los terrenos, a lo que él se niega diciendo: “Yo, yo soy su conciencia, soy la vocecita que resuena en la noche, soy su perro guardián que espanta a los lobos, yo… ¡soy su confesor!”.

El hombre que mató a Liberty Valance’ es una de las obras mayores de John Ford, cierra un ciclo en el cine norteamericano y da inicio a otro, al que muestra a una América moderna, progresista, civilizada. No en vano cuando al mítico Orson Welles le pidieron que enliste a sus tres cineastas favoritos, no dudó en responder: “John Ford, John Ford y John Ford”. Hoy la película se puede hallar en la internet, con el riesgo de descargar algunos virus de yapa. Por eso, recomiendo visitar los legendarios pasajes de Polvos Azules, en donde uno, además, sale un poco más ilustrado sobre este viejo arte que nunca dejará de emocionarme. Apago el televisor.

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