Este Búho aprovecha su fin de semana para sumergirse en el océano de Netflix. Entre tantas sugerencias que me ofrece la plataforma de streaming, me jala la atención un estreno: ‘Diana: El musical’. Ni más ni menos que una puesta en escena de la sorprendente vida de la princesa Diana, realizada antes de su debut en las tablas de Broadway, la meca del teatro.

Entre cantos y danzas se va desarrollando la vertiginosa y trágica vida de una de las mujeres más sorprendentes e influyentes de este mundo. Con una magnífica interpretación de Jeanna de Waal, la obra aborda el ingreso de Diana Spencer al seno de la familia real británica.

Narra sin tapujos ni censuras los entretelones de su relación y matrimonio con el príncipe Carlos (Roe Hartrampf), el vínculo con su suegra, la reina Isabel II, y, finalmente, su terrible muerte.

Este columnista no olvidará jamás aquel 31 de agosto de 1997, cuando los cables empezaron a informar sobre un accidente automovilístico en Francia, que tenía como protagonista a la princesa Diana. Entonces trabajaba en un diario que ahora yace en el cementerio de papel. La información primero llegó a cuenta gotas. Decían que había sido un choque, una volcadura, un atentado.

Con las horas, el hecho se fue dilucidando, aunque hasta el día de hoy muchas teorías conspiranoicas abundan en internet. Aquel 31 de agosto de 1997 el mundo se paralizó, porque además de ser una persona influyente, la princesa Diana era una mujer muy querida no solo en Inglaterra, en donde marcó un antes y un después en la familia real.

LADY DI, ‘LA PRINCESA DEL PUEBLO’

La distinguía ese acercamiento con la clase obrera británica, su desprendimiento, su activismo por los niños y personas vulnerables. Rompía los protocolos durante las ceremonias de la corona. Se acercaba a sus compatriotas y los saludaba como cualquier mortal. Era deslenguada y un hito de la moda. Pronto se le conoció como ‘La princesa del pueblo’ por su humildad y carisma.

Le había dado dos hijos al príncipe Carlos, William y Harry, pero para 1997 ya estaba separada de él. Entre los factores que motivaron la ruptura fue que el heredero a la corona nunca priorizó su relación con Diana. Y ya en el tramo final, sacó los pies del plato y tuvo un ‘affaire’ con una vieja amiga, Camila Parker (caracterizada por Erin Davie).

Divorciados, Diana rehizo su vida amorosa con el productor de cine y multimillonario Dodi Al-Fayet. La pareja vacacionaba cuando decidieron pasar la noche en París. Fueron a cenar al lujoso Hotel Ritz. Al querer salir, en la puerta había un enjambre de paparazzi. A pesar de que Diana ya no pertenecía a la realeza, aún era caserita de la prensa rosa europea, tan intensa y obsesiva como en cualquier parte del mundo.

EL TRÁGICO FINAL DE LADY DI

Al intentar escapar de los flashes, la camioneta que llevaba a Diana, Dodi Al-Fayet y un guardaespaldas chocó contra una columna en la entrada del túnel El Puente del Alma. El chofer y el novio murieron en el acto. Diana se mantuvo con vida un par de horas, pero falleció a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio. El único sobreviviente fue el guardaespaldas.

Desde entonces se han tejido un sinnúmero de teorías, que van desde una conspiración encabezada por la reina Isabel II, quien al verse opacada por la popularidad de Diana ordenó su asesinato en complicidad con el servicio de inteligencia británico.

Y en 2020 Anonymous desclasificó unos documentos secretos que indicaban que tenía en su poder unos videos del príncipe Carlos, su exesposo, abusando de menores. Sin embargo, todos los informes oficiales concluyeron que el chofer del auto en el que escapaba Diana se encontraba ebrio, manejaba a excesiva velocidad y perdió el control.

El príncipe Carlos pidió que cesen las investigaciones por la salud emocional de sus dos hijos. Al funeral de Lady Di asistieron más de 3 millones de ingleses. Su muerte acaparó las tapas de todos los diarios. Los mandatarios de todos los países enviaron sus condolencias. Hasta el día de hoy se conmemora su deceso.

En ‘Diana: El musical’ se navega por esa vida intensa, de cuento de hadas, pero también de tragedia, de misterios. Es un espectáculo de primera calidad, digna producción de Broadway. Precisa para un fin de semana ‘tranqui’, en casa, en familia. Apago el televisor.

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