Este Búho sigue con atención las noticias que llegan desde el extranjero. Una nueva variante del coronavirus ha puesto en alerta al mundo. Se trata de la variante ómicron, proveniente de Sudáfrica. Según los especialistas, esta nueva mutación del maldito virus es mucho más contagiosa, incluso, que la delta. Los últimos reportes internacionales dan cuenta que los síntomas son los siguientes: dolor muscular, de cabeza, de garganta, fatiga y cuadros febriles. Sin embargo, los contagiados no presentan pérdida de gusto ni olfato.

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Los reportes internacionales informan que, hasta ahora, los hospitalizados a consecuencia de esta variante no tienen mayores complicaciones. Mientras tanto, los laboratorios investigan si sus vacunas pueden frenarla. El único país sudamericano a donde había llegado la ómicron era Brasil, pero se analiza si también está presente en Perú, pues un compatriota detectado en Japón con esta variante estuvo en nuestro país hace menos de dos semanas, exactamente en Piura, en donde se casó y a la ceremonia asistieron más de una docena de invitados que no usaron mascarillas. Según el Ministerio de Salud, su esposa presenta síntomas de coronavirus y está siendo evaluada. Detectar a tiempo esta nueva variante es una tarea que se debe realizar con rigurosidad y prontitud, antes de que su propagación colapse nuestro enclenque sistema de salud, el que no fue mejorado ni repotenciado en los últimos meses, debido a la ineptitud y dejadez del Gobierno. Y a pesar de la advertencia de los especialistas, que indicaron que una tercera ola era inminente.

EMPEZÓ LA TERCERA OLA

Según los datos estadísticos, esta tercera ola ya habría empezado: los índices de contagios y hospitalizaciones están subiendo de manera alarmante. Hay que tener en cuenta que estamos en un mes en el que la ciudadanía se agolpa en Mesa Redonda, Mercado Central y otros centros comerciales para realizar sus compras por Navidad y Año Nuevo. Además de las reuniones y fiestas que se realizan cada fin de semana. En esos lugares difícilmente se respetan los protocolos sanitarios. Sin contar que nuestro proceso de vacunación avanza a paso de tortuga. Apenas un poco más de la mitad de la población ya tiene sus dos dosis, y una gran cantidad prefiere no vacunarse.

Para los científicos, la propagación de la ómicron afectaría sobre todo a adultos mayores, a personas con afecciones comórbidas y a los antivacunas. En Europa, los países han cerrado sus fronteras y fijaron estrictas medidas para los viajeros que ingresan a sus territorios. Se resisten a las cuarentenas, aunque las evalúan, porque saben que la economía no podría soportar una nueva paralización. Para nuestro país, una tercera ola puede ser devastadora si no se frena a tiempo. A las cuantiosas pérdidas humanas se le sumaría la grave crisis económica que generaría. El panorama es desalentador a estas alturas, a vista de que no contamos con un plan de contención y el Gobierno central está más preocupado en apagar sus incendios que en ponerle frente a un virus que está poniendo en vilo al mundo entero. Ante esta situación, dependerá de cada ciudadano el propio cuidado: distanciamiento social, desinfección con alcohol y el uso correcto de mascarilla, para que estemos todos juntos y sanos en esta Nochebuena. Apago el televisor.

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