asiste conmocionado a la terrible seguidilla de desastres naturales que azotan al mundo. Terremotos como, Nepal, Chile y los dos en México han causado muerte y destrucción. Los muertos se cuentan por centenares de miles y los daños materiales también. Además, se agregan otros fenómenos como los temibles huracanes, que llegan a matar y destruir con coquetos nombres de mujer como: ‘Katrina’, ‘Irma’ o el último, ‘María’, que jugó en pared con el del martes pasado. Mientras todas las informaciones y videos inundaban las redes mostrando la devastadora tragedia sufrida por el pueblo azteca, una solitaria bloguera cubana, la famosa Yoani Sánchez, tuiteaba al mundo: ‘María (el huracán) dejó daños severos en Puerto Rico y Antillas menores y muchos muertos’. Comprobamos que las catástrofes llegan ahora en grupo, en mancha, y lo que en otras circunstancias serían fotos e información del tifón, con muerte y destrucción en las islas del Caribe, hoy fue casi ignorado por el daño desolador que causó el terremoto de 7.1 grados en México. Ahora se ve por qué hay tantos muertos en los derrumbes. El innovador sensor de terremotos que salvó miles de vidas en el movimiento telúrico que los golpeó el 7 de setiembre último, no funcionó con la misma celeridad en este sismo. Los especialistas señalan que cuando el epicentro es en el mar, hay tiempo suficiente para advertir que las ondas sísmicas llegarán a tierra y las alarmas pueden sonar hasta cinco minutos antes, tiempo suficiente para evacuar. En el terremoto de esta semana, el epicentro no se ubicó en el mar, sino en Puebla y las sirenas sonaron solo veinte segundos antes. A muchos no les dio tiempo de salir de los edificios, colegios, casas o entidades públicas. Por eso hubo desgracias terribles, como la de los más de treinta angelitos de un colegio inicial que fallecieron aplastados. Uno que tiene hijos en edad escolar no puede evitar quebrarse y pensar en que esa desgracia nos puede tocar a nosotros los peruanos, porque estamos cerca, muy cerca. Este Búho no cree en los que dicen que se viene el ¡fin del mundo’.

Si estudiamos la historia, esta situación me recuerda a la que vivió la humanidad cuando se anunciaba la llegada del cometa ‘Halley’, a principios del siglo pasado, en 1910. También se produjeron desgracias, desastres naturales, el hundimiento del Titanic y, para colmo, estalló la ‘gran guerra’ entre Alemania y el mundo, después conocida como la Primera Guerra Mundial. Ese fue un gran escenario para que predicadores y también charlatanes salieran a anunciar que se viene ‘otro diluvio universal sin un Noé salvador’, aunque salió una película de Roland ‘Tragedias’ Emmerich, titulada ‘2012’, con John Cusack como protagonista. Ese fue el año que los antiguos mayas predijeron que sería el ‘fin de la humanidad’. En el filme, las superpotencias mandaron construir varias arcas para salvar de la hecatombe a presidentes, millonarios, piezas de arte y animales para resguardarlos del desastre natural. Lo único creíble del largometraje es que las hecatombes, sobre todo las inundaciones y el hervidero subterráneo que fundía la corteza terrestre, se debían al calentamiento global. No creo en profecías, sino en las propias locuras del ser humano por destruir su propio planeta, como el ‘Chino loco’ norcoreano, Kim Jong-un, quien fuerza una guerra nuclear de catastróficas consecuencias. Pero tampoco me quiero ir muy lejos. La corrupción generalizada en el mundo y, por supuesto, en el país, también es una manera de destruir la civilización. Si bien siempre hubo raterías en los gobiernos, nunca como ahora se ha visto que no uno sino varios presidentes están hundidos en el estiércol. Y siendo más específico, ahora se anuncia que se nos viene un sismo en Lima y que uno de los distritos más vulnerables es San Juan de Lurigancho. Justo el municipio donde su dos veces alcalde Carlos Burgos está condenado a 16 años de cárcel por corrupción y lavado de activos. Los vecinos dicen que en ese distrito no se hizo nada para prever los huaicos ni para educar a la población en caso de desgracias. Solo había conciertos de cumbia y mítines de apoyo a Luis Castañeda y Alan García. ¡Dos verdaderos terremotos! Apago el televisor.

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