Este no puede evitar preocuparse por el peligroso rumbo que el Perú viene tomando y que puede acabar en un descalabro total. La amenaza de expropiación que el premier lanzó mediante Twitter a la empresa que extrae el gas de Camisea es irresponsable y malévola para con el país. Porque el único perjudicado es el Perú.

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Entiendo que anuncios populistas de este tipo pueden gustarle a un amplio número de peruanos. Es comprensible que genere apoyos cuando en el distrito cusqueño de Megantoni, que es la zona de donde se extrae el gas, el balón de este combustible llega a costar cien soles. Y esa es una de las razones que esgrimen desde el Gobierno para decir que quieren ‘recuperar’, o sea expropiar, los yacimientos del gas.

Sin embargo, ese balón de 100 soles es gas licuado de petróleo que en parte es importado, y no el gas natural que se extrae del Cusco. Traer el GLP del extranjero hasta Lima ya es caro, y el precio aumenta si se transporta hasta la antigua capital incaica.

¿POR QUÉ EL GAS ES CARO EN EL PERÚ?

¿Entonces por qué en Megantoni no se usa el gas natural que se extrae ahí, pero que sí llega hasta Lima? La respuesta es porque el Estado no ha construido un gasoducto que lo lleve a ese lugar. Pero, y esto es clave, esa tarea no es del Consorcio Camisea, sino del Estado, aunque a muchos no les guste que se sepa porque para ellos es un buen caballito de batalla.

Así que el Gobierno, en lugar de intentar confundir a la población con mensajes populistas de este tipo para ganarse su apoyo, mejor debería ponerse a trabajar para masificar el gas, con lo que más peruanos pagarían menos.

También he oído decir en el Gobierno que ‘las grandes empresas se llevan nuestro gas y no dejan para los peruanos’. Otra falacia, pues el consumo nacional del gas natural es mucho menor que la producción, por lo que cada día se reinyecta, o sea se devuelve, el combustible que no es utilizado al lugar de donde fue extraído.

La oferta del gas es mayor que la demanda. Y eso es porque los distintos gobiernos no tendieron los gasoductos necesarios. Luego es fácil acusar a la empresa que extrae el gas solo para obtener réditos políticos.

Y ojo que este columnista no defiende a la empresa extractora. Creo que hay mucho por renegociar.

NO AHUYENTAR LAS INVERSIONES

Se debe y se puede hacer en beneficio de los peruanos, como ya se hizo antes. Pero con inteligencia, sin patear el tablero, sin convertirnos en unos apestados ante el mundo, sin ahuyentar a las inversiones que generan empleo.

Hay otro aspecto que no se está discutiendo y que es muy importante. Se trata de lo que le costaría al Perú expropiar Camisea. Según la , nos costaría a todos los peruanos no menos de ¡¡30 mil millones de dólares!! Expropiar no es solo cuestión de decir tan alegremente ‘esto es para el Estado’. Con este tipo de acciones siempre se termina pagando muchísimo más.

Pablo De La Flor sobre los twits de Guido Bellido

En el gobierno del dictador , que tanto siguen admirando algunos que se quedaron atrapados en el tiempo, fueron expropiadas empresas pesqueras, mineras, cadenas de supermercados, bancos, medios de comunicación y otros, creándose luego más de 150 empresas públicas para administrarlas, pero que causaron pérdidas superiores, al valor actual, de más de 18 mil millones de dólares.

Además, se incrementó la planilla pública casi al doble. O sea que el Estado se convirtió en la más grande agencia de empleos. Como consecuencia, la inflación se disparó, los salarios reales se desplomaron y el desempleo se multiplicó. Lo único que aumentaba de manera sostenida era el número de pobres. Una desgracia que no puede volver a ocurrirnos.

Apago el televisor.

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