Este Búho es padre y también hijo. Por eso me conmueven las escenas que veo en la puerta de los hospitales más grandes de la ciudad. Soy periodista y mi obligación es caminar la calle y ver con mis ojazos la realidad sin filtros, tal cual, sin intermediarios, por más cruda que sea. A pesar de mis años en este oficio, hay episodios que me siguen conmoviendo profundamente: las madres que despiden a sus hijos, por ejemplo.

Nunca he podido superar las dolorosas escenas que protagonizan papás y mamás cuando pierden a un hijo. Y es algo que me ha tocado cubrir innumerables veces, pero aún hoy el corazón se me sigue estrujando como si fuera la primera vez. Es lo que veo y lo que está pasando con la , que ya no se lleva únicamente a personas de la tercera edad. Cada vez son más los jovencitos que caen por este virus traicionero.

“Búho, mi hijo es joven, deportista, y ahorita está luchando por su vida en UCI”, me cuenta una mamita que ha gastado hasta sus últimos ahorros en medicamentos y oxígeno para su retoño. Los consejos de los expertos no son en vano: los ‘privaditos’, las reuniones con los amigos, la pichanguita, son actividades innecesarias y peligrosas. Por eso se deben postergar hasta que no exista riesgo para nadie.

Los jóvenes deben entender que ahora no solo son transmisores y propagadores del virus, sino también pueden ser sus víctimas mortales. Voy por la ciudad y veo taxis transportando balones de oxígeno desde San Juan de Lurigancho (al norte) hasta Villa María del Triunfo (al sur) y viceversa.

“Ya no sé dónde más buscar, señor. Mi madrecita se me muere”, me dice un muchacho con angustia. Que miles de compatriotas mueran por falta de este elemento pesará en la conciencia de esos políticos ineptos, que prefirieron salvar su pellejo primero, vacunándose a escondidas, antes que facilitar y ejecutar la compra de plantas de oxígeno.

COVID-19: ¿Qué diferencia hay entre un balón y un concentrador de oxígeno
La demanda de oxígeno se ha incrementado ampliamente, y conseguir tanques de oxígeno se ha vuelto una tarea muy complicada para muchas familias. Ante este problema muchas personas han optado por comprar los concentradores de oxígeno que también puede resultar ser más práctico y en algunos casos igual de eficaces.

A pesar de que la advertencia de desabastecimiento se conocía desde el año pasado, nunca pudieron destrabar los trámites burocráticos, lo que hubiera evitado la muerte de miles de ciudadanos. Ya lo decían los especialistas, era mejor fortalecer las atenciones primeras para que los hospitales no colapsen, pero ni al ‘lagartazo’ Vizcarra, ni a la ‘doctora vacuna’ Pilar Mazzetti les importó tanto como vacunarse por lo bajo.

Ellos responderán a la justicia del hombre y de Dios. Tampoco se puede eximir de responsabilidad al gobierno de que en tres meses no ha logrado detener la segunda ola. Los contagios continúan, las muertes aumentan y la pobreza no se detiene.

Uno puede ver la cantidad de vendedores ambulantes en las calles, sobre todo alrededor de los mercados. Muchos de ellos son personas que durante el último año han perdido sus trabajos y hoy no ven otra manera de subsistir. A un año de la llegada del virus a nuestro país, es inaudito que no tengamos oxígeno y que las vacunas lleguen a cuentagotas.

MIRA: 

Ya el viceministro de Salud, Percy Minaya, ha dicho que . ¿Se desarrollarán con normalidad las elecciones el 11 de abril? No lo creo, muchos preferirán pagar su multa antes que jugarse la salud. Es un tema que el presidente ‘poeta’ debe aclarar, sin tanto ‘floro’.

Uno mira con envidia al hermano país del sur, Chile. A un ritmo galopante esperan vacunar a cinco millones de personas contra el coronavirus antes de fin de mes y ya van 3 millones. Allá los políticos no se distraen con o ‘Richard Swings’, ni escandaletes faranduleros. Por ahora solo toca cuidarnos de manera extrema, en casa o en el trabajo, jóvenes y adultos, sabiendo que hoy mismo no hay suficiente oxígeno para todos, ni camas UCI, ni un gobierno eficiente. Apago el televisor.


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