Este Búho sigue cumpliendo su cuarentena como ciudadano respetuoso de la ley, pero sobre todo porque soy consciente de que la única manera de que se detenga la curva de contagios y fallecidos es respetando la inmovilización social obligatoria, pues mata al virus al dejarlo sin víctimas a su alcance, porque todos están resguardados en sus casas. No puede ser posible que en el llamado ‘Pico y Placa’ para hombres y mujeres, sean estas últimas las que en su día de salida causaron un verdadero caos en los mercados. Damas de todas las edades salían ‘en mancha’ de sus barrios como las ‘comadres’ de ‘El especial del humor’. Muchas ni compraban. Adolescentes, jóvenes, señoras, iban a chismear sin advertir el peligro de esas aglomeraciones en distintos puntos de Lima y Callao, especialmente en las zonas populosas, convirtiéndose en potenciales bocados para el Covid-19 y dejando nulas las posibilidades de hacer seguimientos de los contagios. Claro que de esto no es culpable el gobierno, pero en otros aspectos la actuación del presidente Vizcarra, sin restarle los méritos que por supuesto tiene, dejó mucho que desear, pues la epidemia surgida en China se dio a conocer a mediados de enero y las autoridades peruanas se quedaron ‘en ficha’, sin reacción, y esperaron recién hasta marzo para actuar. Ahora todo el mundo pone los ojos en Chile, que tiene más de cinco mil contagiados -el segundo más alto en la región- y solo han fallecido 43 personas, es decir, la tasa más baja de mortalidad de América Latina. Esas cifras obligaron al mandatario a decir en su conferencia del lunes: ‘no hay que hacer comparaciones’. Pero este columnista cree que sí debemos saber qué hizo Chile para contener -hasta el momento- la voracidad letal del flagelo. La periodista de El Mercurio, Tamara Avetikian, especialista en el tema, fue entrevistada por Mávila Huertas en Canal N y sorprendió explicando la estrategia del controvertido presidente Salvador Piñera, que le está dando tan buenos resultados:

A QUIEN MADRUGA, DIOS LO AYUDA: Pese a que el primer caso de coronavirus en Chile se dio en marzo, un mes antes, el 30 de enero, su ministro de Salud, un destacado epidemiólogo, ordenó una compra de 600 mil pruebas serológicas y moleculares, las que hoy han desaparecido del mercado, y el Perú y otros países de la región están desesperados por adquirir. Convenientemente stockeados, ni bien aparecieron los primeros contagios en marzo, realizaron entre tres mil y cuatro mil pruebas diarias de despistaje y comprobación de la enfermedad. Así pudieron establecer un imprescindible rastreo de los contagios. Podía crecer el número de enfermos, pero todos estaban monitoreados para recibir la ayuda médica requerida.

HOSPITALES PÚBLICOS, MILITARES Y CLÍNICAS UNIDOS: A diferencia del Perú, donde las clínicas privadas se ‘lavaron las manos’ en el tema del Covid-19 y otras hasta se ‘ratearon’ queriendo cobrar a una paciente dos mil soles por un descarte que en realidad no hacían, como se vio en un video, el ministro chileno involucró al sector privado en la guerra contra la pandemia y les entregó parte de los reactivos para que también ellos puedan brindar servicios médicos gratuitos a los pacientes, pasándole luego las facturas al Estado. Pese a que Chile es el segundo país -después de Cuba- en destinar mayor gasto en salud per cápita en Latinoamérica, dio partidas especiales para comprometer al sector privado y capacitar con asesores especiales a un ejército de 600 laboratoristas con el fin de que las pruebas de descarte sean mucho más rápidas. Como ven, los logros de los sureños no son fruto de la casualidad o ‘buena suerte’. En nuestro país estamos pagando los graves errores de falta de reflejos. Y para colmo, como bien sostuvo Federico Salazar, el presidente se demoró en cerrar los puertos, fronteras y, sobre todo, el aeropuerto, que se convirtió en una ‘coladera’. En conclusión, hay que reconocer las cosas positivas y el liderazgo de nuestro presidente, pero también el periodismo debe ser objetivo, desechando innecesarias ‘franelas’ que no le suman al gobierno ni a esta guerra contra el virus.

Apago el televisor.

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