Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomo al jugo con arroz blanco bien graneado, rocotito molido y un refresco de cocona friecito. “María, mañana es el Día de los Enamorados, o de y, como todos los años, restaurantes, discotecas y hostales estarán repletos de parejitas que se juran amor eterno. Los vendedores de rosas, peluches y otros regalitos también harán su agosto. Este día, sin embargo, es un dolor de cabeza para los infieles que tienen una o dos amantes, aparte de la oficial, porque todas le exigen salir ese día. Esos andan tensionados, preocupados, temerosos de que les timbren el teléfono cuando están con la patrona.

Un estudio determinó hace un tiempo que los hombres infieles corren mayor riesgo de sufrir infartos cardíacos debido a la fuerte tensión que padecen de forma constante. No solo porque deben hacer malabares para distribuir su tiempo entre dos o más mujeres sin ser descubiertos, sino también porque siempre deben sacar dinero de donde no hay. Por eso, muchos infieles, al final, prefieren llevar una vida de monógamos, tranquila y sin sobresaltos, en la que ya no se les baje la presión cada vez que suena el celular. La estadística también señala que, en esta época, se registran más embarazos no deseados, sobre todo entre los jóvenes, porque muchos se niegan a usar preservativo pese a los grandes riesgos del contagio de enfermedades de transmisión sexual.

En San Valentín, las parejas se ven más enamoradas que nunca. Caminan tomadas de la mano y muchas chicas llevan orgullosas el ramo de rosas que les regalaron. Pero como la Navidad, esta fecha tan significativa, especialmente para las mujeres pues son varios los hombres que detestan esta celebración puede provocar tristeza y hasta depresión. En primer lugar, se sienten más desdichados que nunca los que atraviesan por una ruptura amorosa o, simplemente, los que están sin pareja pese a que se esfuerzan por tener una.

Las muestras de cariño de otros los hacen sentir peor. También están los que sufren estrés y preocupación porque por falta de dinero no pueden hacer el regalo deseado, o llevar a la pareja a un lugar caro. La realidad es que el Día de los Enamorados también se ha convertido en una fecha comercial. Pero si hay amor, comprensión y respeto, a los enamorados no les importa nada más, porque se tienen el uno al otro y eso les basta”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomo al jugo con arroz blanco bien graneado, rocotito molido y un refresco de cocona friecito. “María, mañana es el Día de los Enamorados, o de y, como todos los años, restaurantes, discotecas y hostales estarán repletos de parejitas que se juran amor eterno. Los vendedores de rosas, peluches y otros regalitos también harán su agosto. Este día, sin embargo, es un dolor de cabeza para los infieles que tienen una o dos amantes, aparte de la oficial, porque todas le exigen salir ese día. Esos andan tensionados, preocupados, temerosos de que les timbren el teléfono cuando están con la patrona.

Un estudio determinó hace un tiempo que los hombres infieles corren mayor riesgo de sufrir infartos cardíacos debido a la fuerte tensión que padecen de forma constante. No solo porque deben hacer malabares para distribuir su tiempo entre dos o más mujeres sin ser descubiertos, sino también porque siempre deben sacar dinero de donde no hay. Por eso, muchos infieles, al final, prefieren llevar una vida de monógamos, tranquila y sin sobresaltos, en la que ya no se les baje la presión cada vez que suena el celular. La estadística también señala que, en esta época, se registran más embarazos no deseados, sobre todo entre los jóvenes, porque muchos se niegan a usar preservativo pese a los grandes riesgos del contagio de enfermedades de transmisión sexual.

En San Valentín, las parejas se ven más enamoradas que nunca. Caminan tomadas de la mano y muchas chicas llevan orgullosas el ramo de rosas que les regalaron. Pero como la Navidad, esta fecha tan significativa, especialmente para las mujeres pues son varios los hombres que detestan esta celebración puede provocar tristeza y hasta depresión. En primer lugar, se sienten más desdichados que nunca los que atraviesan por una ruptura amorosa o, simplemente, los que están sin pareja pese a que se esfuerzan por tener una.

Las muestras de cariño de otros los hacen sentir peor. También están los que sufren estrés y preocupación porque por falta de dinero no pueden hacer el regalo deseado, o llevar a la pareja a un lugar caro. La realidad es que el Día de los Enamorados también se ha convertido en una fecha comercial. Pero si hay amor, comprensión y respeto, a los enamorados no les importa nada más, porque se tienen el uno al otro y eso les basta”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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