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Un hombre de la ciudad de Bradford, en el oeste de Inglaterra, confesó que lamenta profundamente no haberse vacunado contra el COVID-19 cuando se la ofrecieron semanas antes de contagiarse de la enfermedad.

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“Este fue el mayor error de mi vida. Casi me cuesta la vida. Tomé muchas decisiones tontas en mi vida, pero esta fue la más peligrosa y grave”, afirmó a la , Abderrahmane Fadil, un profesor de ciencias de 60 años con dos hijos pequeños.

Tras contraer el COVID-19, Fadil terminó en cuidados intensivos durante nueve días, la primera vez que pasaba una noche en el hospital desde que llegó de Marruecos a Inglaterra en 1985.

“Mi esposa se puso la vacuna. Yo no, era reacio. Estaba haciendo tiempo pensando que ya había convivido con virus, bacterias y que mi sistema inmunológico era lo suficientemente bueno. Tuve síntomas de COVID-19 al comienzo de la pandemia y pensé que tal vez ya la había pasado, que mi sistema inmunológico reconocería el virus y tendría defensas”, relató al medio inglés.

El hombre también aseguró que desconfiaba de las vacunas debido a la velocidad con la que se estaban aplicando.

Fadil dejó del hospital hace casi un mes, pero todavía no se siente bien.

“Me gustaría poder hablar con cada una de las personas que se niega a ponérsela”, asegura, “y decirles: ‘Miren, esto es una cuestión de vida o muerte. ¿Quieres vivir o morir? para vivir, entonces ponte la vacuna’”.

“Estoy encantado de estar vivo”, dice.


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