Mantén una buena alimentación, antes de viajar y evita alimentos demasiado condimentados o pesados. (Foto: Difusión)
Mantén una buena alimentación, antes de viajar y evita alimentos demasiado condimentados o pesados. (Foto: Difusión)

Muchas personas quizá no lo saben, pero durante los viajes en avión la piel se ve expuesta a diversos agentes que atentan contra su salud, tales como el aire seco, aire acondicionado, cambios de presión atmosférica y la falta de oxigenación.

Es por ello que es importante saber qué debes hacer y qué no antes de subir a un avión. Los expertos en protección de piel de Mary Kay nos dan las siguientes recomendaciones. 

¿Qué debes hacer?
1. Humectar tu  piel antes de subir al avión y  también llevar  en tu equipaje de mano un gel o crema humectante, ya que tras unas horas de vuelo los niveles de humedad disminuyen, causando deshidratación de la piel.

2. Hidratar tus labios, la piel del rostro no es la única que sufre daños por la falta de humedad y el aire acondicionado, sino también la boca y los ojos. 

Es por eso que es importante también cargar con un hidratante de labios y unas gotas con lágrimas artificiales para lubricar los ojos.

3.  Mantener una buena alimentación, antes de viajar y evitar alimentos demasiado condimentados o pesados y aquellos altos en sodio, ya que favorecen la retención de líquidos y la deshidratación. 

En cuanto a los líquidos, es mejor optar por agua y evitar bebidas gaseosas, saborizadas o bebidas alcohólicas.

¿Qué no debes hacer?

1. No te realices exfoliaciones o limpiezas faciales demasiado agresivas. Esto puede provocar sensibilidad en tu piel,  además de un desbalance del PH y humectación de la piel en horas previas a un vuelo.

2. No utilices maquillaje para viajar, es recomendable subir al avión con la piel limpia y sin maquillaje, ya que bajo las condiciones de un vuelo largo los poros tienden a bloquearse u obstruirse.

3. No estés mucho tiempo sentado, es importante caminar o realizar algún tipo de actividad física antes de subir al avión para activar la circulación sanguínea y por ende, el envío de oxígeno y nutrientes a nuestra piel.

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