La presencia del padre tiene un gran impacto en la formación del niño, pues lo ayuda a fortalecer su autoestima, independencia y habilidades sociales (valores que le permitirán al pequeño convivir mejor con las personas).

Carmen Bravo de Rueda, psicoterapeuta de la Clínica Ricardo Palma, señala que cuando se toma el tiempo suficiente para hablar y escuchar a su hijo, este último experimenta una sensación de apoyo y soporte, lo cual lo vuelve más seguro de sí mismo.

Ausente

Si tu hijo no tiene un modelo masculino, no te preocupes en buscarlo, inconscientemente él mismo lo hará. Puede ser su abuelo, tío o padrino. Será la persona que le dé más confianza y atención. Como madre solo debes mantener una actitud vigilante en esa relación para asegurarte de que sea la correcta.

Desconectados

Si tu esposo vive bajo el mismo techo que tu hijo, pero no se preocupa por acercarse a él, proponle hacer cambios. Sugiérele que al llegar a casa le pregunte a tu pequeño cómo le fue en la escuela, que hagan planes para el fin de semana y que compartan tiempo juntos, solo los dos. Podrían ir a jugar fútbol, al cine o a manejar bicicleta.

La idea es que los conecte como padre e hijo y así tu pequeño se identifique con él y pueda tener un modelo de vida.

Datos

* Una relación negativa entre figura paterna y niño desencadena una personalidad regida por el estrés.
* El rechazo paterno altera la habilidad del niño de confiar en otros, sobre todo en las relaciones amorosas.

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