"En las mañanas me dedico por completo a mis casos penales. Después de las 6 de la tarde me desconecto del trabajo y me entrego a la música".
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Con ese mismo ‘floro’ con el que defiende a sus clientes ante un juez, Erick Joel Caballero Ramírez (23) expresa lo que siente desde lo más profundo de su ser como cantante rapero. Este joven abogado penalista de Villa María del Triunfo se enfrenta en los tribunales con garra y furia cuando busca justicia, igual que cuando escribe sus canciones y las difunde vía Internet.

Eres muy joven para ser abogado, ¿cuánto tiempo llevas ejerciendo la profesión?
Es mi primer año atendiendo casos penales.

Tu oficina con grafitis y parlantes no es una decoración común en la oficina de un hombre de leyes...
Es que aquí vivo otra realidad: la música. Yo canto, compongo y produzco música urbana.

¿Cómo desarrollas ambas pasiones?
Al inicio fue difícil, pero he logrado organizarme. En las mañanas me dedico por completo a mis casos penales. Después de las 6 de la tarde me desconecto del trabajo y me entrego a la música.

¿Cuál es la habilidad que se necesita para ser abogado y cantante de música urbana?
Facilidad de palabra. Es necesario para improvisar una canción y defender tu caso durante un juicio.

¿Qué te motivó ser abogado?
Una vez de adolescente me detuvieron con unos amigos y aunque a las horas me dejaron libre porque se aclaró la confusión, me quedé muy impresionado sobre cómo a las personas se las acusa tan fácilmente. Empecé a creer en que uno debe conocer sus derechos para saber defenderlos y no cometan abusos contigo ni con los demás.

¿Alguna vez los casos que llevas te han servido de inspiración para tus canciones?
Varias veces. Cada caso es una historia, como una novela, y en mis canciones las plasmo. Por ejemplo, mi canción ‘10 disparos’ está inspirada en un miembro sindicalista asesinado por sicarios de 10 balazos.

Entonces, tus letras son crudas...
Trato de ser directo, pero no son letras sucias o vulgares.

¿De qué hablan tus temas?
En muchas de ellas hablo sobre problemas de barrio y, por desgracia, en Villa María de Triunfo, Villa El Salvador y San Juan de Lurigancho hay muchos casos de robo, hurto y violación.

¿Llevan algún mensaje positivo?
Claro, una vez que hablamos del problema también damos una solución, incentivamos a cambiar de actitud, a luchar por sus sueños, a esforzarse por la familia, etc.


Improvisa algo...
Yo estudio leyes, vivo en el rompemuelle, hago música hasta que la gente se mueve. Pasaron muchos años, yo canto desde que era un pequeño, desde que era un enano. Y si me trabo, continúo. Tú sabes, ¡You! Que estamos con la gente Trome, que no vengan enemigos. Ni siquiera se asomen…


¿Qué ha sido más difícil, aprender el Código Penal o la música?
Ambas tienen su grado de dificultad, pero he disfrutado aprender ambas pasiones. Ser abogado me fue más difícil.

¿Fue un trabajo duro armar tu propio estudio de música?
Sí, invertí todos mis ahorros para tener donde grabar mis canciones.

¿Hasta dónde quieres llegar con tus dos trabajos?
Quiero hacer línea de carrera como abogado, llevar casos trascendentes y coyunturales. Y como músico, quiero que mi arte traspase fronteras, que la música urbana suene fuerte de Villa María del Triunfo al mundo. 

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