Las y las cuarentenas han hecho que pasen más tiempo en Internet, ya sea buscando información para sus tareas, conversando con sus amigos o entreteniéndose con sus programas favoritos. El problema surge cuando empiezan a ver páginas para adultos (pornografía).

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“Ver pornografía puede ser muy perjudicial para el menor porque alterará su desarrollo físico y psicológico, pues se convertirá en una adicción e impedirá que, en su etapa adulta, se desarrolle con plenitud en el ámbito social, amical y sexual”, advirtió la psicóloga Mayra Velásquez Puelles.

QUÉ HACER

+ACTÚA RÁPIDO. Si sabes que tu hijo ve pornografía, habla con él de inmediato, pero sin gritos o juzgamientos. No esperes o pienses que solito dejará de hacerlo, puede empeorar e incluso él podría mandar fotos inapropiadas de su cuerpo.

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+DIÁLOGO ASERTIVO. Pregúntale cómo llegó a ver pornografía, tal vez él lo buscó, un amigo le pasó el link, apareció mientras veía otra información, vio que su hermano revisa estas páginas. Hazlo con un tono de voz pausado y muestra empatía con él.

+ORIÉNTALO. Tal vez no te guste tocar temas sobre sexualidad, pero debes hacerlo. Infórmate y convérsalo con tu hijo.

+LÍMITES, HORARIOS Y ACUERDOS. Establécelos para el uso de la tecnología en casa. Además, opta por los controles parentales en los equipos que use tu hijo.

SABÍAS QUE...

Si tu hijo no cambia y sigue viendo esas páginas para adultos, acudan a un psicólogo.

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A veces, sin darse cuenta, papá o mamá mencionan frases ‘inofensivas’ que dañan la autoestima de los chicos y, no solo eso, no les permiten desarrollarse saludablemente, llevando esas ‘heridas’ a sus demás etapas de vida.

Si sus padres les dijeron alguna de esas frases, recuerden cómo se sintieron en ese momento. Esto ayudará a que se detengan. Foto: iStock.
Si sus padres les dijeron alguna de esas frases, recuerden cómo se sintieron en ese momento. Esto ayudará a que se detengan. Foto: iStock.

vuelcan su frustración, indignación y rabia en sus hijos. ¿Cómo? A través de palabras que, tal vez, hemos escuchado en nuestra infancia. “A veces, sin darse cuenta, papá o mamá mencionan frases ‘inofensivas’ que dañan la autoestima de los chicos y, no solo eso, no les permiten desarrollarse saludablemente, llevando esas ‘heridas’ a sus demás etapas de vida. Incluso, repiten esa actitud con sus propios hijos”, advierte el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa.

Algunas de las frases más comunes son:

➜ ‘Nada puedes hacer, ¡yo lo hago!’

➜ ‘Ya ves, es tu culpa’

➜ ‘Porque lo digo yo’

➜ ‘¡Te dije que te calles!’

➜ ‘Siempre me avergüenzas’

➜'Aprende, debes ser como tu hermano’

➜ ‘Eres un desastre’

➜'Me tienes harta’

➜ ‘¡No llores! Acaso no eres hombre’

➜ ‘Eres un niño malo’

BUENOS CONSEJOS

➜ Antes de decir estas palabras, piénselo bien. Si están ofuscados, es mejor retirarse y hablar con sus hijos cuando estén más tranquilos.

➜ Si sus padres les dijeron alguna de esas frases, recuerden cómo se sintieron en ese momento. Esto ayudará a que se detengan.

➜ Hay que educar y poner límites a los chicos siempre con respeto, firmeza y cariño.

SABÍAS QUE...

La frase ‘mejor no hubieras nacido’ es la peor de todas. Recuerda que tu niño es el mayor regalo que te dio la vida, jamás digas que estarías mejor sin él.

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