(Difusión)
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POR: ENRIQUE SILVA ORREGO

El melodrama, al igual que la comedia y el terror, es un género que no tiene pierde. El público siempre está dispuesto a reír, asustarse o conmoverse. Esto último es lo que la película turca ‘Milagro en la celda 7’, realizada por Mehmet Ada Oztekin, busca en los espectadores, que haya una sensible empatía con la historia y sus protagonistas.

No se trata de una cinta original, sino de la nueva versión de un largometraje coreano de 2013, que también ha dado lugar a otras dos producciones, de Filipinas e Indonesia. La odisea del joven discapacitado mental, con una hija de 6 años, acusado de la muerte de una niña y condenado a la horca, ha calado muy hondo en los seguidores de Netflix.

Sobre el papel, el hecho de que un hombre con retraso sea condenado a morir puede resultar impropio e ilegal, y peor si es inocente. Sin embargo, tal y como se dan los acontecimientos, una grave injusticia es cometida porque el padre de la menor fallecida es un despiadado alto oficial militar que solo quiere venganza.

El guion está calculado en todos sus efectos y la realización, fluida y prolija, manipula las emociones evitando abusar de la truculencia. Hacia el final el drama cambia las reglas del juego con un giro ‘muy milagroso’, que opera como ‘as bajo la manga’, y pudo ilustrarse de manera más convincente. Lo mejor son las escenas en la prisión, donde el discapacitado (bien encarnado por Aras Bulut Iynemli) hace amistad con sus compañeros de la celda 7.


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