Siempre que vamos a crear un nuevo emprendimiento o negocio nos preguntamos qué podemos hacer para que nuestra marca sea reconocida y transmita todo lo que queremos. Más allá de la creatividad, lo que realmente importa es entender por qué hacemos lo que hacemos.

En el estudio del marketing o mercadotecnia se ha avanzado desde la búsqueda de la venta de productos o servicios como tal primero a vender una experiencia y ahora a vender un propósito, algo más allá de los intereses comerciales y que vincule a las marcas con un aspecto cada vez más humano de las personas.

Francisco Marcelo, Gerente General de la consultora Themma, que ve todo lo relacionado a temas de innovación y emprendimiento nos indica cuales son los tres herramientas importantes para generar una marca con impacto:

● Primero

Es dimensionar que definir una empresa es tan importante como una persona, tenemos un cuerpo físico, una personalidad y un propósito. El propósito de las personas normalmente es crecer personal y profesionalmente, darle las mejores oportunidades a su familia, entre otros. Esto funciona de la misma manera en una empresa, la cual posee un modelo de negocio que la sostiene, una cultura y equipo que le dan la personalidad, pero también debe perseguir algo más allá de su propia subsistencia, ese es su propósito. ¿Qué busca la empresa como gran objetivo más allá de sus propios intereses? Su legado, la razón por la cuál será recordada en el tiempo.

● Segundo

Podemos utilizar una buena herramienta que es el círculo dorado, un ejercicio que debe hacerse regularmente en toda organización, consiste en hacerse tres preguntas simples: qué, cómo y por qué hace la organización. Para un ejemplo simple podemos usar el caso de la multinacional GOOGLE, ¿qué hace?: brinda servicios de tecnología, cómo lo hace: a través de sus diferentes servicios, por qué: para ofrecerle a sus clientes todo lo que necesitan en el mundo digital.

● Tercero

darle personalidad a la marca, a través de atributos y valores que puedan ser reflejados en sus trabajadores, colaboradores y hasta proveedores. Un propósito sin el capital humano que lo manifieste es un alma sin cuerpo. Las personas de las organización deben transmitir el propósito de la misma.

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