“Emprender es un montaña rusa de emociones, un día puedes sentirte el rey del mundo y al otro día te preguntas por qué me metí en esto”, nos dice Andrea Hidalgo, creadora de la marca de ropas de baño Santa Rosa, quien desde los 13 años trabajaba como modelo. Siempre quiso tener su negocio propio y empezó haciendo estas prendas que vendía en tapers en diferentes playas de la capital. Ahora sus prendas llegan hasta Chile y México.

Estudiaste comunicaciones en la Universidad de Lima. ¿Desde entonces ya tenías el ‘bichito’ de crear tu propio negocio?

Sí, he sido muy independiente, trabajé como modelo desde los 13 años, desde ahí no me imaginaba trabajar en una oficina porque era tan libre, siempre quise crear mi marca.

¿Qué vendías cuando eras más joven?

Vi que se pusieron de moda las flores en la cabeza, así que compré ganchos y flores en el Centro de Lima y yo misma los armé. Recuerdo que fue un éxito en la Feria del Trigal y vendimos todo.

¿Por qué elegiste hacer ropas de baño?

Salió de la nada, estuve jugando monopolio con unos amigos, y vimos que había un nicho de mercado no satisfecho, de mujeres que buscaban prendas para resaltar su figura sin tener una ropa de muy señora o de muy chibola.

Emprende Trome. (Trome.pe)
Emprende Trome. (Trome.pe)

¿Cómo fueron tus inicios?

Santa Rosa empezó con una metodología ‘Lean Startup’ (pasar de proyecto a empresa poniendo el foco en las necesidades del cliente), nos lanzamos a la piscina y en el camino con el feedback de las clientas fuimos aprendiendo. Fue un poco ensayo error, pero cada comentario se tomó en cuenta, iniciamos con una colección de 8 modelos, todos bikinis.

¿Es verdad que recorrías las playas con unos tapers para vender tus prendas?

Sí, íbamos a las casas de playa de las mamás de mis amigas llevando los tapers, tirábamos todo en la sala y ya sabíamos qué les gustaba a cada una. Así se desarrolló la marca.

¿Qué decían las clientas de tus diseños?

Les encantaban los colores, que no sean comunes, que las lycras sean suaves, valoraban mucho que sean prendas con diseños únicos y que estén bien hechas.

¿Qué es lo que buscan las mujeres con tu marca?

Resaltar su figura, modelos que les acomoden a su estilo, no ir en busca de las tendencias, sino estar cómodas, colores fuera de lo común, que perduren en el tiempo.

¿Qué cualidad distingue tus productos de otras marcas?

Mi marca es creada del alma, es una marca atemporal, sencilla y simplificada, y eso hace que sea perdurable a través del tiempo, que las puedas usar en la noche para un evento o en el día para la playa, buscando la versatilidad.

¿Qué comentario bonito has recibido de tus clientes?

Me casé en Tarapoto y dejé de hacer colecciones toda esa temporada. Las clientas me escribían preguntando cuándo sacaría nuevos modelos y que no comprarían otras marcas. Eso me pareció ¡wow!

Al inicio hiciste de todo, desde diseñar hasta vender. ¿Te capacitaste para llevar tu negocio?

Me encanta estudiar, soy la eterna estudiante. Hace poco regresé de Milán donde llevé un curso que me ayude a llegar a nuevos mercados, conocer nuevas telas. Siempre estoy capacitándome.

Hay mucha competencia. ¿Cómo te diferencias?

Vamos en contra de la corriente a comparación de otras marcas. En una tienda casi todos los modelos son iguales. Nosotros somos fieles a nuestro estilo, que es más neutro, innovando con materiales.

¿Alguna vez pensaste en ‘tirar la toalla’?

De hecho emprender es una ruleta rusa de emociones. Un día puedes sentirte el rey del mundo y al otro día te preguntas por qué me metí en esto, es muy demandante. Al inicio haces de todo, pues nadie va a querer más a tu marca que tú, pero es necesario tener tres cabezas que piensan mejor que una.

¿Qué errores tuviste?

Haber hecho todo sola fue lo más agotador. Tienes una idea que quieres desarrollar, pero te metes en la parte operativa y nunca lograste volcar eso que querías hacer. Uno de los errores más grandes es no saber delegar.

¿Por qué el nombre de Santa Rosa?

Es un nombre cargado de simbología limeña y una marca para exportar.

¿Por qué comprar las telas de afuera?

Hasta ahora el Perú no tiene producción de lycras, solo se estampan aquí. Los accesorios y la mano de obra son peruanos.

¿Cómo te ves en el Bicentenario?

Me veo en muchas boutiques afuera, nos vemos reconocidos alrededor del mundo. Le estamos metiendo fuerza en el E-commerce y la logística inversa (devolver si no le queda la prenda). Con internet puedes llegar a todo el mundo y enviamos a todo el Perú.

¿Qué haces en la época de invierno?

Tenemos una colección cero que sale en julio para clientas que viajan y en esta época preparamos modelos para el verano.

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