Por: José Reynoso

En los barrios bravos del Callao no solo hay violencia. También encuentras talento. Y un ejemplo fue Juan Carlos Cabanillas, uno de los jugadores más habilidosos del fútbol peruano. El ‘Pato’ se formó desde chiquillo con ‘bravos’ y con su magia le dio el último campeonato nacional a Sport Boys (1984). Hoy cuenta sus anécdotas y espera que sigan saliendo más virtuosos que le ganen a la delincuencia.

¿Dónde aprendiste a jugar?

En las calles de Chacarita. Hacía paredes con los postes y metía ‘huachas’ a los carros. Quería ser futbolista desde chico, había necesidades y llegué con defectos y virtudes.

¿Hoy serías dueño del ‘chocolate’?

A veces me salía alguna ‘mentira’ en la cancha, era conchudo, pero son otros tiempos. El fútbol es más dinámico, táctico, directo.

Ya no salen muchos talentosos...

Antes el ‘10’ venía de jugar en la pista, ahí uno se desarrollaba. Ahora si hacen ‘huachas’ y ‘sombreros’ los patean.

¿Tu ídolo?

Teófilo (Cubillas), de chico lo veía jugar y decía: ‘¡Qué grande! Algún día quiero ser como él’. Cuando lo enfrenté dije: ‘Esto es un sueño’. Luego lo conocí y hoy es mi amigo.

¿Otro?

El ‘Loro’ Cueto. Parecía que tenía tres ojos o un espejo retrovisor. Te hacía la jugada y sacaba un ‘taco’ sin ver.

¿Tu primer equipo?

El Danubio del Callao. A los 16 años más o menos llego al Boys y el papá de ‘Puchungo’ (Yáñez) hace mi primer contrato.

Fuiste pieza clave en la ‘Misilera’ que campeonó en 1984...

Un equipazo. Aprendí mucho de (David) Zuluaga y (César) Peralta, que fueron sensacionales, y Marcos Calderón era un personaje.

Una anécdota con el entrenador...

Un día estábamos preparando un partido contra la ‘U’ y Zuluaga le dice: ‘Profe no voltee, en la tribuna, ese de rojo, es espía de Universitario’. Marcos se puso como loco y cambió todo el equipo: a mí me mandó de arquero, a Peralta de back y a (Félix) Puntriano de delantero.

¿Otra?

Una vez llamó a (Víctor) Hurtado, Zuluaga y a mí, y nos dice que subamos a su camioneta. Nos asustamos, el ‘profe’ no era de llevar a nadie. Arrancó y llegamos a una chicharronería. ‘Coman lo que quieran’, dijo. Fui el que más comió. Marcos solo miraba y reía...

¿Qué pasó luego?

El domingo era un partido clave con Cristal y antes que salgamos a la cancha se acerca a los que fuimos a comer: ‘Vengan hijos, hoy quiero ver esos camarones, ese pescadito y esos chicharrones que me tienen que pagar con goles’. Ganamos y se quedó feliz.

Junto a Manuel Motta eres considerado el mejor jugador de fulbito del Perú...

Cuando jugaba en el campeonato del Carmelitas estaba chiquillo y se me acercaban los chicos. Me decían: ‘Pato, solo vengo por verte’. Me sentía comprometido con ellos y en la cancha disfrutaba.

¿Ser fulbitero te trajo problemas?

El profesor Hernán Saavedra, en Sport Boys, se enteró y me dijo: ‘O dejas el fulbito o no juegas’. Para colmo, una vez me lesionaron feo y casi me sacan del equipo.

¿Por qué no tuviste más partidos con la selección?

Jugué poco, es cierto. Fui elegido el mejor del campeonato en 1984 y no me llevaron, y a Franco (Navarro) sí. Es algo extraño, pero mejor lo dejamos ahí.

¿Te has ‘comido’ muchas patadas?

Me tocó enfrentar al ‘Panadero’ (Díaz), que ya estaba mayor, pero el tío era un crack. Le hago una y a la siguiente me dice: ‘Sobrino, qué desea para la próxima, ¿izquierda o derecha?’. No le entendí, lo encaro por la derecha y me metió un viaje que hasta ahora me duele. En la otra voy por izquierda y me comí un puñete. Luego se acercó todo caballero: ‘Ahora ya conoces las reglas del tráfico’.

¿Otro que te dio duro?

El ‘Puma’ Matthias era bravo de bravos. Íbamos a jugar ante un rival donde habían ‘macheteros’ y en el partido de práctica me reventaba a cada rato. Después me decía: ‘Ya estás listo para el domingo, esos no te van a pegar más duro que yo’.

Aún así jugaste en Wanderers de Uruguay...

Esos eran más fuertes que los de acá, pero aprendí a aguantar. Me gustaba ir al choque a pesar de ser flaco. Ahí tuve un compañero, el chato Peña, que era tan ‘machetero’ que abría la puerta de su casa con una patada.

Gracias por estos recuerdos...

A ustedes. Ojalá que sigan saliendo muchos talentos más del Callao y que la gente se cuide por este virus.



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