Por: FERNANDO ‘VOCHA’ DÁVILA

El tiempo va pasando, la historia sigue registrada en esos jirones que vivió y transitó. Del chiquillo que llevaba gente a las tribunas queda esa sonrisa tímida, pero ya es padre de familia y cual escritor de su propia vida, repasa sus memorias y hasta se anima a hablar de lo que hizo o dejó de hacer. Este es el confesionario de Johan Sotil, una manual para los jóvenes de hoy.

¿Nunca te gustaron las entrevistas?

No y creo que en eso fui igual a mi papá.

Pero cuando te llamaban, aceptabas darlas...

Sí, pero después me escapaba.

Recuerdo que todos te esperaban al final del entrenamiento y nunca se te encontraba...

Salía en la parte de atrás del carro de un amigo taxista o le pedía algún compañero que me saque

¿Te arrepientes?

Sí, debí vender un poco más de humo, como se dice.

¿Es cierto que eras quién ponía todo cuando salías de vacilón con tus patas de barrio?

Me buscaban y yo pagaba todo, encima, algunos llamaban y me decían si podían traer más gente y aceptaba.

¿Por qué?

Pensaba qué si me negaba, iban a decir que soy creído.

¿Una equivocación?

Cuando los dirigentes, por los ‘ampays’, me ofrecieron vivir en un departamento de La Molina y no acepté.

¿Te compraste una buena camioneta?

Y me iba manejando sin brevete.

¿Y no te paró ningún policía?

Cuando pasaba eso, el mismo agente me decía: ‘Ah, eres tú. Anda nomás ‘Cholito’’

¿Qué pasaba después de un ‘ampay’?

Llegaba asustado a los entrenamientos. Y todo porque salía Óscar Ibáñez y me llevaba a un lado a hablarme y después el ‘Puma’, que también me ‘cuadraba’.

¿Ángel Cappa era exquisito en su charla técnica?

Duraba un minuto y solo decía: ‘Ya hemos trabajado en la semana lo que debemos hacer este partido’.

¿A ti te hablaba?

Me decía: ‘Divierte, intenta llevar 20 veces y si fallas, no te preocupes, no me voy a molestar’.

¿Te pesaba el apellido?

En la cancha no, pero fuera de ella, sí me daba cuenta que siempre lo relacionaban todo con mi papá.

¿Tus primeros compañeros de concentración?

Con Juan Flores y tengo una anécdota.

Suéltala...

Estábamos en el cuarto y llegaba la hora de cenar. Nos habían dicho que teníamos que bajar al comedor a las 8 en punto.

Ya...

Eran 7 y 50 y él ni se movía y yo no sabía como decirle que ya era hora de salir.

¿Qué pasó?

Él se paró de la cama como 8 y 10 y cuando bajamos, el preparador físico, Octavio Manera, no le dijo nada, pero a mí se me prendió: “¿Qué te crees tú que recién empiezas y llegas tan tarde?”.

¿Un compañero ‘loco’?

Dos. Paco Bazán, que le gustaba agarrarme de la cabeza, muy cariñoso, y después me echaba agua, y Juan Vargas, que salía a correr calato por toda la cancha.

¿Nunca pediste una camiseta?

Solo una vez y fue por mi hijo Julián, que es hincha de Raúl Ruidiaz. Yo estaba en León de Huánuco y cuando acabó el partido con la ‘U’ justo estaba cerca. Le dije y muy respetuoso me respondió: “Cómo no, ‘Cholito’”.

¿Tienes una con ‘Chemo’ del Solar?

En los entrenamientos corría atrás, vacilándome y él me trajo adelante y me puso al costado derecho, para que cuando de la vuelta, haga más recorrido. Desde allí tenía que ir adelante en el grupo.

Gracias y sabemos que vas a seguir en la pelotita...

A ustedes por al entrevista, estoy cerrando algunas conversaciones y que estas anécdotas le sirvan a los muchachos que recién empiezan y ya saben qué no deben hacer.

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