siempre está relacionado al corazón y la tarde de este domingo dejó en claro porqué. era la causa de un infarto y cuando el cuerpo íntimo parecía dejar de existir por un 3-0 en contra, en casa y por la semifinal del Descentralizado, ese mismo corazón luchó por vivir y terminó respirando que en números es desventaja para jugar en la UNSA, pero anímicamente es electricidad pura, sentimiento motivacional.

Como le ha venido pasando en varios partidos, el primer tiempo de Alianza Lima contra el 'dominó' fue más de lo mismo: escoger la vía aérea, pero centrando mal. Lanzar pelotazos para avanzar y sufrir por los costados. Craso error ante un Melgar cuya mejor virtud es poner la pelota al piso y sacarle lustre y por ello se adelantó con los goles de Joel Sánchez y 'Canchita' Gonzales. Todo el juego era de la visita y hasta la suerte con aquel gol de rebote de Nilson Loyola.

A partir de ese momento, de los 65 minutos de partido, algo pasó. La gente siguió cantando y le dio respiración de boca a boca a su equipo. El equipo ganó cada pelota dividida, se tiró al piso hasta de cabeza, redobló marca y esta vez sí tuvo brújula con los ingresos de Maximiliano Lemos y Óscar Vílchez. Aquel corazón perdido en la oscuridad encontró en dos buenos pasadores la luz necesaria. A ello se sumó el retroceso de un Melgar casi desmayado.

Centro con cabeza levantada de Vílchez, pivoteo de Hohberg y derechazo de Affonso. Un minuto después Quevedo anotó con un remate al que un desvío (o el destino) llevaron a las redes y finalmente Cada gol fue seguido de un remezón en la tribuna y un ¡vamos por más!. Cada festejo fueron golpes que Melgar recibió casi sin saber desde donde le cayeron. Mientras Bengoechea dio otro aire con sus cambios, el técnico Torres quitó más estabilidad a su equipo con los suyos. 

Se hablará mucho de este partido y la pregunta va a rondar en cuanta conversación genere. ¿Cómo hace un corazón para volver a latir? La respuesta es sencilla: teniendo un motivo. 

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