Por: Miguel Ramírez (Periodista de investigación)

El jueves pasado una noticia conmocionó al mundo de la lucha contra el narcotráfico: en el aeropuerto de Los Ángeles, Estados Unidos, fue detenido el general , exsecretario de Defensa de , por sus presuntos vínculos con un cártel de la droga de su país.

¿Qué tiene que ver esto con nosotros? Pues mucho. Los proveedores de los cárteles mexicanos son los narcotraficantes peruanos. El Perú es, aunque sea doloroso decirlo, el primer productor de cocaína en el mundo.

El número de mexicanos presos por narcotráfico en nuestras cárceles es altísimo, supera ampliamente a los colombianos, que antes controlaban dicho negocio.

La historia del general Cienfuegos es de película. Entre los años 2012 y 2018, durante el gobierno del presidente Peña Nieto, fue el jefe máximo del Ejército mexicano. Tenía bajo su mando cuatro regiones militares azotadas por los capos de la droga, a los que combatía con un “estilo propio”.

Cienfuegos impulsaba públicamente que el Ejército se retirara de la lucha contra el narcotráfico y todo volviera a manos de la policía, como ocurría hasta el año 2006.

“¿Quieren que estemos en los cuarteles? Adelante. Yo sería el primero en levantar no una, las dos manos para que nos vayamos a hacer nuestras tareas constitucionales”, dijo el 2016.

Más de un experto antidrogas aplaudió su opinión, pero el general hacía su juego propio. La DEA -el organismo estadounidense que reprime el narcotráfico en el mundo- ya lo tenía en la mira. Desde hace 10 años lo estaba investigando en una operación llamada ‘El Padrino’, que lo vinculaba con el cártel de los hermanos Beltrán Leyva.

Y el jueves le echó el guante cuando llegó con su familia a vacacionar a Los Ángeles.

El general Cienfuegos cuando aún era secretario de la Defensa Nacional. Al centro, el entonces presidente Peña Nieto y el exsecretario de Marina Francisco Soberón. (AFP)
El general Cienfuegos cuando aún era secretario de la Defensa Nacional. Al centro, el entonces presidente Peña Nieto y el exsecretario de Marina Francisco Soberón. (AFP)

No es el único caso que ocurre con un militar mexicano. Lo mismo sucedió en 1977 con el general Jesús Gutiérrez Rebollo, considerado como el ‘zar antidrogas’. Gutiérrez, incluso, había sido condecorado por el gobierno norteamericano.

Su doble cara fue descubierta cuando una llamada telefónica alertó que era hombre de Amado Carrillo Fuentes, ‘El Señor de los Cielos’, jefe del Cártel de Juárez.

¿Cuántos Cienfuegos y Gutiérrez Rebollo hay en el Perú entre las autoridades que deben combatir el tráfico de drogas?

La maldita pandemia y los escándalos políticos, originados por filtraciones que hacen fiscales con declaraciones de testigos que aún no son probadas, nos están haciendo perder de vista al peor enemigo que tenemos los peruanos: el narcotráfico, la madre de todos los delitos.

Pocos se han enterado que en setiembre, la Corte Suprema resolvió que “no es factible sostener la existencia del delito de narcotráfico cuando no se acredita la existencia de la droga”.

A nadie parece importarle que en el Perú se elaboran y ‘exportan’ ¡400 toneladas de cocaína cada año!

Ninguno de los politiqueros se atreve a tocar el tema. ¿Por qué será? Nos vemos el otro martes.

*Los artículos firmados y/o de opinión son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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