Por: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

“Ya regreso”, le dijo el presidente a su Consejo de Ministros, encabezado por el premier Salvador del Solar. Eran las 5 de la tarde del histórico lunes 30 de setiembre. Cuando todos esperaban su retorno, el mandatario apareció, solo y a pie firme, en la televisión .

“Se tenía que hacer y se hizo”, dijeron varios de ellos.
Según versiones recogidas por este columnista de fuentes palaciegas, minutos antes del mensaje a la nación, Martín Vizcarra les explicó a los miembros de su gabinete los motivos por los que iba a disolver el Parlamento. Enumeró todos los casos en que el Congreso había puesto obstáculos para las reformas políticas y blindado a congresistas y autoridades vinculadas a la corrupción.

Detalló la humillación que ellos mismos habían sufrido en horas de la mañana, para sustentar su pedido de confianza, a fin de reformar la elección de los miembros del Tribunal Constitucional.

Cuando terminó de hablar, pidió opiniones. Todos estuvieron de acuerdo, aunque el premier Del Solar y los ministros Néstor Popolizio (Relaciones Exteriores), Paola Bustamante (Desarrollo e Inclusión Social) y Fabiola Muñoz (Agricultura) le dijeron al presidente que se podría buscar otra alternativa más. Martín Vizcarra solo escuchaba.

Luego pidieron la palabra Flor Pablo (Educación), Carlos Morán (Interior) y Gloria Montenegro (Mujer). Los tres le expresaron su apoyo y lealtad.

El mandatario cogió sus papeles, se levantó, y les dijo que volvería en un momento. Se encaminó hacia el salón Eléspuru, donde se encuentran dos hermosas carrozas coloniales. Desde allí, flanqueado por tres banderas peruanas, lanzó su mensaje en vivo a todo el país.

Era potestad exclusiva del presidente cerrar o no el Parlamento. Y lo hizo. El decreto lo firmaron él y su nuevo premier, Vicente Zeballos, como lo establece la Constitución. No se necesitaba la firma de los ministros. El gabinete Del Solar había quedado disuelto y sus reemplazantes aún no habían sido nombrados o ratificados en sus cargos.

Consumados lo hechos, varias anécdotas aún siguen vivas. El domingo, los ministros habían analizado todas las posibilidades que podían ocurrir el lunes, cuando fueran al Parlamento. Se aprendieron de memoria cómo debían proceder.

Pero jamás imaginaron que les cerrarían las puertas del hemiciclo para que no pudieran entrar a pedir la moción de confianza. Cuando Del Solar y sus ministros llegaron a la puerta de entrada, encontraron un .

Se armó un boche de los mil diablos. “¡Ustedes no pueden entrar!”, gritaban desaforadas las mujeres y Violeta. Bartra empezó a filmarlos con su celular. La aguerrida ministra Gloria Montenegro también comenzó a filmarla. Esas imágenes fueron las que segundos después dieron la vuelta al mundo.

Cuando Del Solar logró ingresar con sus ministros, el hemiciclo se convirtió en un campo de guerra. El batallador congresista Gino Costa le cedió su espacio, pero los demás ministros no sabían dónde ponerse. Recibían insultos de todos lados.

“¡Usted es un héroe nacional, no permita esta ilegalidad!”, le gritaba, al borde de la histeria, una congresista fujimorista al ministro Morán. “¡Todos ustedes van a terminar en la cárcel junto con el malnacido de Vizcarra!”, gritaba otra.

¿Quién era la congresista que vociferaba esa amenaza?, le pregunté a uno de los testigos presentes en la trifulca. No quiso identificarla, solo me respondió: “¿Recuerdas quién le dijo malnacido al mandatario en el famoso chat ‘La Botica’?”.

Apenas terminó de hablar el premier Del Solar, los ministros volvieron a Palacio de Gobierno. A la hora del almuerzo mandaron a comprar “un chifita”. Mientras almorzaban –siempre según las fuentes–, el ministro Morán fue blanco de muchas bromas. Una de las ministras se animó a imitar, con un toque de humor y exageración, a la congresista que le gritaba “¡usted es un héroe nacional, no permita esta ilegalidad!”. Todos celebraron a carcajadas la imitación.

Al día siguiente de la disolución del Parlamento, lo primero que hicieron los excongresistas, apenas despertaron, fue salir a la calle a ver si estaban sus resguardos policiales. No había nadie. Esa gollería había terminado para siempre.

En total, eran 600 los policías que estaban asignados a darles seguridad a los parlamentarios. La congresista que más efectivos tenía era Yeni Vilcatoma: 8 policías la resguardaban a ella y también protegían su casa. Además, contaba con 2 carros oficiales y vales de gasolina.

Ha llegado la hora de que los excongresistas dejen de lloriquear y que el presidente Martín Vizcarra gobierne con todas sus fuerzas. Nos vemos el otro martes.

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