POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

Conforme se van conociendo más presuntas corruptelas de , es bueno recordar que quien le abrió la puerta legal para convertirse en secretario general del presidente Pedro Castillo fue nada menos que el exmandatario Francisco Sagasti.

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Muchos han olvidado ese episodio, pero es importante recordarlo con el énfasis debido. Mucha gente se pregunta, hasta hoy, cómo una persona oscura y mediocre, sin ningún pergamino profesional, llegó a convertirse en el secretario personal de Castillo y en el segundo hombre más poderoso del país.

Pacheco, como se sabe, renunció a su cargo luego de que la prensa lo descubriera presionando al jefe de la Sunat para favorecer a sus amigos, y en su baño privado se le encontraron veinte mil dólares. También se lo investiga por haber sido intermediario de Castillo para ascender a militares escogidos.

Pacheco llegó a la cúspide del poder por una gestión personal de Pedro Castillo. El 21 de julio del año pasado, apenas fue declarado ganador de la segunda vuelta electoral, Castillo fue a Palacio, invitado por Sagasti.

Dos fuentes contaron que, en un momento de la reunión, que duró hora y media, Castillo preguntó cuáles eran los requisitos para nombrar a su secretario general.

Le explicaron que, de acuerdo a una resolución aprobada en noviembre del año 2020, debía tener título universitario con grado de maestría, conocimiento de otro idioma, diez años de experiencia en la administración pública o privada, y cinco años dirigiendo personal. El autor de dicha norma había sido el conocido abogado José Elice, cuando ejercía dicho cargo durante la gestión del propio Sagasti.

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Elice había puesto la valla altísima, por lo trascendente de ese puesto, pero ¡Bruno Pacheco no reunía ninguno de esos requisitos! Era profesor de educación secundaria y su único mérito era ser amigazo de Pedro Castillo y haberlo acompañado en las revueltas callejeras de la huelga magisterial del año 2017.

¿Qué sucedió luego de esa charla entre Sagasti y Castillo? Cinco días después, el 26, cuando apenas faltaban dos días para que Castillo asumiera la presidencia, el gobierno de Sagasti, como por arte de magia, eliminó dichos requisitos.

Se modificó radicalmente el clasificador de obligaciones y se estableció que la elección para el nombramiento de dicho puesto era potestad, exclusivamente, del presidente. Es decir, podía nombrar a cualquier persona no calificada. Y así lo hizo con Pacheco.

La resolución fue firmada por Félix Alcides Pino Figueroa, quien en ese momento era el secretario general de Sagasti. Es obvio que tenía la autorización del entonces aún mandatario.

Francisco Sagasti, por todo lo que se ha contado, se convirtió en el valedor de Bruno Pacheco. Hoy debería estar lamentándose. Así como mi amigo El Búho ha elegido en su ranking anual a Pacheco como ‘el hombre del baño’, Sagasti merece ser ‘el padrino del año’. ¡Feliz año 2022 para todos! Nos vemos el otro martes.

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